«El alabastro es un material precioso, siempre te sorprende»

José Miguel del Río

Responsable de explotación de Yesos Alabastrinos (Yesal)

TRAYECTORIA YESAL

Albalate del Arzobispo es una de las localidades extractoras de alabastro por excelencia.

En 1986 se abrió la cantera que desde hace una década explota Yesos Alabastrinos (Yesal), una empresa que mantiene ocho empleos directos más los indirectos como transportistas, talleres y que se rige por dos líneas de trabajo: la extracción de alabastro y el aprovechamiento de los descartes en el aserradero que regresan al ciclo como yeso. Ambos productos salen al mercado internacional.

En la minería del alabastro no ha cesado la actividad ni tan siquiera en los momentos más críticos del estado de alarma. La clave está, en parte, en la variedad de usos que puede darse a este material, entre ellos muchos del sector primario y por lo tanto, esencial.

Casi el cien por cien del alabastro que se exporta y trata en todo el mundo procede del Valle del Ebro y del Bajo Martín. En Albalate del Arzobispo, Yesos Alabastrinos (Yesal) es la empresa que desde 2012 se dedica a la extracción en la cantera operativa desde 1986.

Yesal trabaja en dos líneas. La principal es la extracción del alabastro en bloques a los que, una vez en el aserradero, se les da el acabado que demanda el cliente ya sea en bolos, lonchas o placas que se destinan a ornamentación y decoración de interiores. La segunda línea de trabajo, y que da un elemento diferenciador a la empresa, es el aprovechamiento de los rechazos o piezas no aptas para el corte. Este material desechado se incluye en la cadena de producción y sale como yeso para aplicaciones en sectores tan variados como el agrícola o cementero, entre otros muchos. Cabe destacar que la calidad de este yeso decidió a los responsables de Toro Gips, empresa de capital extranjero, a instalarse en Albalate. Se dedican al tratamiento y comercialización de este yeso al mercado internacional generando así más empleos en el pueblo. No pudo ser a pie de cantera, pero la planta se construyó en el polígono San Cristóbal y ya comenzó a realizar las primeras pruebas hace unos meses.

Adaptados a la nueva situación

En Yesal trabajan ocho personas: cinco en cantera y nave, una en la oficina y otra en la sección comercial. Se suman una serie de puestos de trabajo indirectos, principalmente en transportes. José Miguel del Río es el responsable de la explotación y trabaja en el sector desde la apertura de la cantera. Siempre se ha explotado el mismo yacimiento, lo que ha cambiado ha sido el nombre de las extractoras. La última ha sido Yesal cuya propiedad es desde hace dos años de  Ángel José Artal Tomás. «Somos los mismos trabajadores del inicio, los cambios han sido por jubilación», indica del Río.

«En cuanto al coronavirus, no hemos notado disminución de trabajo pero quizá sí más adelante porque muchas empresas trabajan con acopios. Está por ver lo que pasará», añade. El 95% del alabastro semielaborado sale a la exportación internacional a países como China, La India o Singapur, al menos, hasta ahora. «Son ciclos y con esta crisis mundial llega otro», afirma el albalatino. «La situación mundial cambia y nosotros también», apunta optimista y recuerda que ya en 2001 con la caída de las Torres Gemelas en Nueva York los nichos de mercado se trasladaron de Emiratos Árabes a China.

Muestra del uso de yeso ganadero en una explotación
Muestra del uso de yeso ganadero en una explotación./ Yesal
Muestras de yeso para uso agrícola
Muestras de yeso para uso agrícola. / Yesal

Crear oficio en el territorio

Si la crisis del covid cambiará la escena internacional, el fin del carbón cambiará la autóctona y la minería del alabastro se posiciona como un sector de desarrollo.

Convirtiendo estos acontecimientos en oportunidad, abordan con ilusión y ganas los retos. Uno de ellos, es conseguir nuevos usos para el alabastro y el más ambicioso sería su introducción en la decoración constructiva. Otro reto, que es además la «gran asignatura pendiente», es dar al material todo el valor añadido en el territorio en lugar de exportarlo en bloques. «Eso sólo será posible si se crea oficio y para eso deberíamos ir juntos la administración -que facilite esa formación de jóvenes en las empresas del territorio- y las propias empresas», reflexiona y pone como ejemplo el año 2000 cuando en Aragón había 70 personas dedicadas a la extracción de alabastro. La cifra ascendía a 450 además de 70 empresas implicadas de forma indirecta en Cintruénigo (Navarra), donde sí realizaban la elaboración. «Tenemos que ser capaces de hacer todo el ciclo aquí y formar a la gente que se quede a trabajar», añade.

En este sentido, para el sector reclaman un escenario administrativo más estable «que no cambie con cada proceso electoral cada cuatro años», y más acorde a la propia naturaleza del mineral «que no entiende de cuadrículas y hectáreas». «En la administración hay personal técnico muy bueno con el que es muy fácil trabajar pero faltan otras cosas», apunta del Río que augura un próspero futuro al sector: «Siempre va a tener clientes. El alabastro es un material precioso, siempre te sorprende».

La clave de futuro es llegar a realizar todo el proceso de elaboración antes de exportar y para eso hay que crear oficio. La administración podría jugar su papel facilitando a las pequeñas empresas la formación de jóvenes