La presente edición del Buñuel Calanda International Film Fest (BCIFF) no podía no detenerse en los conflictos bélicos. «Europa está en guerra», argumentó el director del certamen, Javier Espada, antes de presentar al primer protagonista de la jornada de este martes. El 18 de julio comenzó con el corresponsal de guerra Marc Marginedas hablando sobre los meses que pasó secuestrado en Siria. Este hecho dio pie a la realización de ‘Regreso a Raqqa’, un documental dirigido por Albert Solé y Raúl Cuevas en el que el corresponsal narra aquel hecho volviendo a los lugares en los que sucedió todo. El público pudo verlo por la tarde en la Casa de Cultura Víctor Romero. La jornada acabó con la proyección en el castillo de ‘Rosa Rosae. La guerra civil’, cortometraje de Carlos Saura; y la película ucraniana ‘Homeward’, de Nariman Aliev.
Marc Marginedas (Barcelona, 1967) narró en el Centro Buñuel Calanda cómo fueron los seis meses que pasó secuestrado por el ISIS en Siria entre los años 2013 y 2014. El periodista de El Periódico de Catalunya está curtido en decenas de coberturas en países en conflicto y accedió a contar su historia, y la de casi una veintena de compañeros, porque se convirtió en el secuestro más mediático en el momento. «Sí se había secuestrado a cooperantes pero a periodistas, no, y además, éramos de varios países», dijo. Albert Solé, experimentado y premiado documentalista, le propuso trasladar la historia al formato audiovisual. Aceptó porque sólo Solé, a quien conocía desde que la juventud les juntó como becarios en la redacción de El Periódico, podía garantizarle no traspasar ciertas líneas rojas. Respondía así a la pregunta de Eva Defior acerca de qué hizo a una persona «tan celosa de su intimidad acceder a exponerse así». La periodista y directora de La COMARCA guió la conferencia de Marginedas en la que fue relatando el devenir de los acontecimientos antes de responder a las preguntas que lanzó el público.
«Este documental es mi primera y, probablemente última incursión en el mundo audiovisual. Yo escribo y, además estar aquí rodeado de nombres míticos de la cinematografía universal me parece totalmente abrumador«, dijo él bromeando antes de comenzar la charla. «Además de que no es mi ámbito, fue un rodaje muy duro y complicado y no estoy acostumbrado al lenguaje audiovisual. De hecho, hay una secuencia de diez segundos en la que salgo caminando sobre un espacio nevado, hubo que repetirla durante dos horas y al final terminé con placas de hielo hasta casi las rodillas», apuntó.
Todo ese esfuerzo, y el de volver a los lugares de los hechos, han sido muy valorados por la crítica y por el público. Se estrenó en cines con buena respuesta y ha pasado por festivales de los que ha regresado con premios. Se ha pasado en televisiones en Francia o Bélgica y está disponible en plataformas como Movistar Plus. «Ha tenido un impacto muy importante para ser un formato como el documental, estamos muy contentos por ello», añadió. Una de las inquietudes del público fue saber qué sintió al regresar a Raqqa y los lugares de un secuestro que, como él relató, tuvo varias fases. La conclusión a la que llegó es que «no hay lugares buenos ni malos, sino que todo depende de la percepción». Eso le pasó durante el rodaje, que los espacios que fueron un infierno para él como una casa a los pies de un río, los vio entonces como lugares agradables en los que había una pequeña playa incluso. «Es lo mismo con los buenos y malos, siempre digo que en una guerra hay víctimas y verdugos, el ser humano se transforma según la circunstancia».

Marginedas no se considera una víctima del terrorismo. Reconoce, no obstante, que aunque cuando alguien se dedica a la cobertura de países en conflicto se prepara para enfrentarse a situaciones de violencia, nunca imaginó un secuestro. El documental lo hizo para rendir homenaje a «los verdaderos protagonistas», que son el pueblo sirio y los compañeros que fueron ejecutados; y también para recordar que seguramente sin la guerra de Siria la de Ucrania no hubiera existido. Aquel episodio no frenó al periodista, que marchó a vivir a Rusia hasta el año pasado. En este punto también se detuvo en cómo desde esferas de poder manejan la información falsa «como un auténtico arte» y «sin ruborizarse».
Contar con Marginedas y Solé como realizador del documental fue la manera del festival de dar relevancia a la necesidad de contar con profesionales que cuenten lo que pasa en el mundo. «La historia de Marc es una historia que tiene que ver con el periodismo, con los derechos humanos y con la libertad. Tuvo el valor de regresar al lugar donde estuvo secuestrado y nos lo cuenta, porque lo que no se ve y no se cuenta no existe y se cometen muchas atrocidades y si no hay nadie que las denuncie pasan de largo«, dijo Javier Espada.
El director del BCIFF destacó este compromiso en Luis Buñuel, un aspecto al que también apuntó Marginedas. «Era comprometido y quería que el espectador se diera cuenta de que no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Colaboró durante la guerra civil en ‘España leal en armas’, una película documental en la que no quiso que figurase su nombre porque decía que se estaba haciendo con material grabado por gente que se está jugando la vida en el campo de batalla», contó Espada.
El festival que proyecta películas que le hubiera gustado ver a Buñuel, continúa hasta el sábado 22 cuando se celebrará la clausura.