La comparsa renueva los trajes de dos de sus integrantes para ganar en vistosidad
La comparsa de gigantes y cabezudos de Alcorisa luce ahora más renovada y espectacular si cabe. Dos de sus diez gigantes, Don Quijote y Dulcinea, estrenaron vestimenta por todo lo alto este fin de semana. Con esta modernización se pretende dar un toque diferente a estos personajes y ganar en vistosidad. «Les hacía falta. Somos una comparsa que nos movemos mucho durante todo el año y las telas estaban ya muy deterioradas», explica el presidente de la Comparsa, Daniel Martín.
La encargada de confeccionar los nuevos diseños ha sido Eva María Sesé, que con su trabajo ha intentado actualizar ambos gigantes «respetando el rigor histórico». Para ello ha renovado los tejidos y se han introducido cambios en los dos personajes; Don Quijote viste ahora una camisa abotonada con tiras en las mangas y Dulcinea ha cambiado su camisa, corpiño y delantal por un bonito vestido amarillo caído de mangas. Además, la mujer imaginaria del Quijote cuenta también con cuidados detalles casi imperceptibles como un broche en el cuello, los pendientes o el velo, que dan muestra del cariño y la precisión con la que se ha llevado a cabo esta renovación.
«Ha sido un éxito: todo el mundo ha quedado admirado con el cambio. ¡Incluso nosotros pensábamos que eran unos gigantes diferentes al verlos vestidos con los trajes nuevos!», subrayó Daniel Martín poco después de la presentación en sociedad de las nuevas prendas.
Don Quijote y Dulcinea, con sus nuevos trajes en el pasacalles | Adrián Monserrate
Diversión y merienda
Lo cierto es que la comparsa de gigantes y cabezudos es uno de los emblemas del pueblo y levanta pasiones en Alcorisa. Sus miembros se esfuerzan por mejorar día a día y trabajan para que esta bella muestra de cultura popular perdure con el paso de los años. Por este motivo la plaza de los Arcos congregó a multitud de vecinos de todas las edades que no quisieron perderse el momento. Como no podía ser de otra manera, todos los gigantes interpretaron un baile al son de los dulzaineros para después iniciar un pasacalles por el centro de la localidad.
Los niños lo pasaron en grande con estos personajes y, sobre todo, con los cabezudos, a los que no pararon de incordiar en ningún momento. Hubo carreras, risas e incluso alguna que otra discusión, pero por encima de todo estuvieron la diversión generalizada y el buen ambiente. Además, para reponer fuerzas se preparó una chocolatada con bizcochos que provocó grandes colas tanto de jóvenes como de mayores.
Algún niño terminó dolorido después de los cabezudos | Adrián Monserrate
Tras danzar por el centro del pueblo la Comparsa terminó su recorrido en Pescarranas, donde gigantes y cabezudos descansaron para presenciar un espectáculo motero organizado por el Motoclub Panderetas.