Norber Feher llegaba al Centro Penitenciario de Teixeiro, A Coruña, el pasado 22 de noviembre entre fuertes medidas de seguridad procedente de la cárcel de Zuera. Allí ha permanecido 342 días, de los cuales 138 los pasó sin salir de su celda.
Acusado del triple asesinato de los guardias civiles, Víctor Romero y Víctor Caballero, y del ganadero José Luis Iranzo en un masico de la localidad turolense de Andorra, el ex militar serbio, nada más bajar del furgón policial que le trasladaba hasta el Centro Penitenciario coruñés de Teixeiro preguntaba dónde estaba y al responderle el funcionario que le recibió, no dijo ni una palabra, tan solo, se encogió de hombros.
Igor el Ruso ha pasado desde entonces más de 20 días aislado en módulo de seguridad, donde permanece 21 de las 24 horas del día dentro de su celda, un espacio de diez metros de ancho y tres de altura, que mantiene desde su llegada a Galicia minuciosamente ordenada y limpia, según cuentan desde el interior de este Centro Penitenciario coruñés. «La celda siempre está impoluta, todo colocado en su sitio y la cama perfectamente hecha», apuntan fuentes penitenciarias.
Cuida su celda y también controla mucho su comportamiento tras las denuncias por amenazas efectuadas por algunos funcionarios de prisiones de la cárcel de Zuera antes de ser trasladado. «Desde que llegó no ha podido tener mejor comportamiento. Es muy correcto y educado con los funcionarios. Se comporta casi como un preso modelo y hasta ahora aquí no ha abierto la boca para nada», explican fuentes del penal coruñés.
A principios del mes de diciembre, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz, en Teruel, decidió prorrogar durante dos años más la prisión provisional comunicada y sin fianza para Feher. Una decisión que tomaba tras escuchar el pasado 28 de noviembre a las partes personadas en el proceso. Aquella mañana también citaba a Igor el Ruso, que asistía a la vista desde el Centro Penitenciario gallego por videoconferencia.
A las 11.30, cuatro funcionarios entraban en la celda número 41 del módulo 15. Feher les recibía en su celda girándose para facilitarles la colocación de las esposas en sus muñecas antes de entrar y proceder a su «cacheo», tal y como indica el protocolo. De ahí fue trasladado a otra sala a través de un pasillo. «Vaciamos de personal e internos el pasillo que comunicaba con la sala donde se realizó la videoconferencia por seguridad», explican desde la prisión coruñesa.
«A la videoconferencia con Alcañiz asistió una traductora de serbio e italiano pero él, en todo momento, decía cuando se le preguntaba que lo entendía todo», dice un testigo presencial, que también recuerda cómo afrontó Feher el momento: «Habló poquísimo, tan solo asentía y poco más. Escuchaba las cosas como si no fuesen con él», afirma. Después volvió a su celda tras permanecer fuera de ella 45 minutos.
«Me llamó mucho la atención su delgadez y sus manos. Tiene manos de cirujano, de no haber entrenado ni hecho esfuerzo con ellas hace tiempo. No tiene constitución atlética pero claro, con un cuchillo y con una pistola es peligrosísimo», reconoce.
Un día de Feher en Teixeiro
Desde el pasado 20 de diciembre de 2018, Norber Feher es considerado por Instituciones Penitenciarias como preso FIES –Fichero de Especial Seguimiento-, por su peligrosidad y antecedentes. En A Coruña, su situación no ha cambiado.
Igor el Ruso vive completamente solo en la galería de aislamiento. De las 46 celdas de dicho módulo solo la suya está ocupada. Hasta hace poco tenía un vecino en una celda contigua a la suya, un preso originario de marruecos que ha sido trasladado recientemente a otra cárcel.
A las ocho de la mañana le despiertan para hacer el recuento y llevarle el desayuno hasta las nueve, momento en el que comienzan sus tres horas de patio diarias. «Siempre sale solo. No tiene contacto ni con funcionarios ni con otros internos», explican fuentes penitenciarias que también nos cuentan que suele dedicar esas horas a andar y, en ocasiones, a correr.
Tras esas tres horas de patio vuelve a su celda, a donde le llevan la comida en el recuento de las dos de la tarde y la cena a las nueve de la noche. Recibe con frecuencia la visita del interno que se ocupa de la biblioteca. «Los últimos cuatro libros que ha pedido son de temática bélica, historias de batallas, enfrentamientos armados… Es lo único que lee porque cartas todavía no ha recibido ninguna en los más de 20 días que lleva aquí», explican desde el centro penitenciario gallego, refiriéndose a las cartas que recibía en la cárcel de Zuera de una joven madrileña y una periodista italiana que estaría escribiendo un libro acerca de la vida del ex militar serbio.
Sin televisión ni prensa por deseo propio, gasta lo poco que tiene en comprar zumos y bollería en el economato. «Desde que está aquí no ha tenido ningún ingreso», aseguran fuentes de la prisión.
Su llegada no ha llamado la atención del resto de los presos de Teixeiro pero sí la de los funcionarios de esta prisión que han redoblado esfuerzos debido a la estrecha vigilancia que requiere.
Sin embargo, en Teixeiro ya tienen experiencia en lidiar con presos especialmente peligrosos. Fabricio Joao, por ejemplo, encarcelado por asesinar asentando más de 20 puñaladas a su pareja y que ya dentro de prisión, que mató a otro recluso al entrar en prisión y atacó a los funcionarios con un estilete.
Fabricio, fallecido hace unos meses de un infarto, según el parte oficial, en la cárcel de A Lama, en Pontevedra, era conocido como el «Hannibal Lecter» de las cárceles españolas. «A mí de entrada dame cuatro «Igores» y no me des a Fabricio. Pero te digo una cosa, estos presos son correctos ahora pero luego pueden cambiar mucho. Fabricio los tres primeros años se comportó como Feher y luego se volvió muy violento», explican desde el penal coruñés.