Los jatielinos responden a un acto vandálico uniéndose para restituir el vacío y los daños
La imagen de San Antonio de Padua ha vuelto al lugar del que fue arrancada en Jatiel. Un día, en primavera, alguien dio la voz de alerta: el cristal del pilón estaba roto y el santo había desaparecido.
Esto sucedió alrededor de Semana Santa pero se desconoce cuándo fue arrebatado. El pilón está en el término de Jatiel, en un cruce de caminos, pero a una distancia considerable al casco urbano y eso, aunque se aprecia desde la carretera que llega a La Puebla de Híjar, hace que no sea fácil recaer en detalles.
El santo es parte del pueblo como lo es San Francisco Javier o San Pascual Bailón, cuya imagen se recuperó en alabastro y devolvió a la fachada de la iglesia el año pasado. San Antonio de Padua no iba a ser menos y los vecinos, a través de la asociación cultural, se propusieron restituirlo tras haber sido robado. Haciendo suyo aquello de «todos a una», lo hicieron de tal manera que convirtieron un hecho desagradable, -no deja de ser un robo-, en un motivo de reunión. «Pensamos que quien lo hizo, lo hizo por fastidiar. Tiene más valor simbólico que material», dijo Javier Gómez, miembro de la asociación.
Uno se encargó del cristal y el marco, otro de comprar la imagen nueva, otro de limpiarlo… «En la misma mañana un grupo de vecinos subió a limpiar el entorno porque hay un parque con dos bancos… Todo el mundo ha puesto de su parte», añadió. La colocación del nuevo santo se celebró próxima al 13 de junio, día de San Antonio de Padua, y se concibió como una jornada de fiesta. Comenzaron con una misa en el pueblo y siguieron con una pequeña caminata a modo de romería hasta el pilón. Tras la bendición del párroco, regresaron y en el pabellón degustaron un suculento ágape y programando la próxima andada.