Joana Boix (1994) acaba de instalarse en Beceite tras terminar la carrera de Bellas Artes en Barcelona. El final de septiembre lo repartió entre los dos sitios ya que su Trabajo Fin de Grado (TFG) es uno de los que formaron parte de una muestra en los espacios expositivos de la universidad durante unos días. «Está bien porque al menos tiene algo más de vida, no se queda solo en un trabajo y la gente de fuera puede verlo», dice al tiempo que reflexiona sobre la convivencia en la obra del sentido de algo para ser mostrado y como algo íntimo que ha sido terapéutico para el artista. «Lo importante es que lo que tú hagas como artista tenga sentido porque si no, ¿para qué lo haces?», se pregunta. Boix sale de Bellas Artes con una máxima a seguir: «No hay que hacer por hacer, a todos nos gusta escuchar historias y las obras tienen la suya y su mensaje», añade.
En estos años ha tocado todas las técnicas y en este momento dice que si tuviera que decantarse por alguna, su elegida sería la escultura. «Me siento bien, me atrapa y sus posibilidades son infinitas», argumenta. Su TFG es una escultura en la que entran en juego varios materiales y, por supuesto, un mensaje. Emplea materiales como medias, guata y pezones de escayola. Lanza una crítica a quienes pretenden reducir a la mujer a un ser únicamente reproductor negándole toda libertad y poder de decisión sobre su cuerpo.
Una muestra de su trabajo se verá pronto en el Matarraña. Será de escultura junto a Roger Villoro y, aunque todavía hay que cerrar fechas, Boix está dándole forma. Si no expone las dedicadas a la mujer, aportará sus trabajos sobre la despoblación. «Es un problema grande en esta zona y ahí entra la vivienda. Nuestros pueblos están plagados de casas vacías y en muchos casos abandonadas, y para los jóvenes no es sencillo encontrar», apunta. Se ha centrado en las fachadas que reproduce en escayola a modo de esqueleto, como algo sin alma. «Son piezas con poca estabilidad, solo pueden estar erguidas si se les pone un puntal», explica.
En su regreso a Beceite desarrolla su trabajo en un taller que se ha montado en casa. «De momento, este es mi presente, quiero intentarlo en mi pueblo», añade. Allí se pasa las horas preparando la nueva exposición y nuevos proyectos para más muestras y concursos mientras hace trabajos de serigrafía o bisutería. También de ilustración, que realmente fue de lo primero que realizó en sus inicios. «Siempre se va a necesitar. Las imágenes son ahora más potentes y necesarias que nunca, sobre todo en redes sociales y alguien las tiene que generar».
De hecho, ella tiene una ventana en redes, concretamente en Instagram. Ha hecho de su segundo apellido un sello artístico como @lazorri.ya (lazorripuntoya), todo un homenaje tras años sin reparar mucho en él. «Hice caso a una amiga que me aconsejó potenciarlo… ¡Y es que tenía razón!», sonríe. «Entre lo irónica que suelo ser y que hago este juego de palabras, cada vez me gusta más… al fin y al cabo es mi apellido», ríe orgullosa. Bajo este sello elabora sus diseños en ilustración en varios soportes como el textil. Toma el testigo en EncontrARTE de la violinista Marina Férriz, quien destacó de ella su buen hacer con la ilustración. Al igual que ella que no descarta estudiar lo que tiene que ver con la gestión de espectáculos, Boix pensando en su futuro, sí le gustaría estudiar algo relacionado con el comisariado. «Montar una exposición no es nada sencillo y me gustaría conocer esa otra parte del Arte en la que no te preparan», apunta.
Encontrar el camino
Por lo que le han contado, cuando de niña le pedían que dejara de hacer sus manualidades ella contestaba que no. «Decía que me relajaba», ríe. «Mi familia se dedica al campo y, salvo por una tía que hace teatro y está más metida en este mundillo, no sé de dónde me viene pero desde niña me he encontrado muy cómoda con todo lo que son trabajos manuales», se sincera. En casa encontró el empujón definitivo que necesitaba hace años. «Como estaba todo el día con estas cosas, me obligaron a apuntarme a clases de pintura en el pueblo», recuerda risueña. A estas clases con acuarelas le siguieron ciclos formativos en los que descubrió la cerámica y la ilustración. Ya había terminado Secundaria y con mucho esfuerzo. «No encajaba en nada y mis notas eran pésimas. Cuando me metí a estudiar Bellas Artes eso cambió radical, encontré mi camino y lo estoy disfrutado muchísimo», concluye.
Montse Boix dice
Molt bé artista, espero que gaudeixis de l’art i el transmetia amb entusiasme!!! Enhorabona!! Seguiré la teva obra.