Conocido a partes iguales por ser el director de la oficina de correos de Valderrobres y por su faceta artística, el valderrobrense Joaquín Lozano tiene en la escultura y la pintura sus dos grandes pasiones artísticas. Su afición por el arte viene desde su infancia y juventud. Sus comienzos fueron en el mundo de la escultura aunque pocos años después se pasó a la pintura utilizando distintas técnicas, aunque el collage y el dibujo son algunas que más ha desarrollado en toda su etapa creativa. Sin embargo hace 3 años decidió volver a la escultura y desde entonces se ha especializado en figuras, predominantemente humanas, así como en el empleo de la madera, sin embargo en sus inicios llegó a emplear barro para vaciarlo en piedra artificial. «Cuando empecé apenas tenía tiempo y espacio y por ello me resultó más fácil pintar en lugar de esculpir. Pero ahora me he vuelto a especializar en la escultura en madera», explica Lozano.
La casa de sus padres, en Cretas, conserva todavía multitud de obras de su infancia y adolescencia cuando comenzó de forma autodidacta fijándose en escultores y pintores clásicos desde la época grecorromana hasta los clásicos españoles pasando por otros pintores vanguardistas menos conocidos que despiertan el interés de Lozano. Su actual hogar en Valderrobres es un auténtico museo. Durante la entrevista nos damos cuenta de que la potente a la par que discreta y elegante figura de la escultura de Lozano revaloriza y potencia la belleza del entorno del lugar en el que está ubicada. Su casa alberga una muestra de hasta 40 obras. Además de las esculturas, destacan dos grandes collages en relieve que reproducen un rincón de Cretas y la panorámica de Valderrobres. «Entre otros materiales aquí utilicé tierra y pantalones vaqueros para realzar el relieve y darle volumen», añade. Al artista valderrobrense le gusta esculpir al aire libre en la terraza de su casa, donde dispone de todas las herramientas. «Cuando vinimos a esta casa mi mujer ya tenía pensado adornarla con plantas. Pero yo vi aquí el lugar perfecto para instalar mi taller», explica.

Además de su faceta creativa, destaca su lado didáctico y por ello imparte clases de pintura en el Matarraña desde hace 9 años. Todo comenzó, explica, cuando vivió en la localidad turolense de Santa Eulalia. Allí le propusieron impartir clases dentro de un proyecto artístico del Ministerio y tras esa experiencia siguió por su cuenta. «Me encuentro muchas veces personas que tienen sensibilidad artística pero dicen que no saben pintar y dibujar. Yo siempre creo que todo el mundo puede hacerlo y crear arte y muchos de mis alumnos se sorprenden cuando, tras pocos días, aprenden a hacerlo», añade. Tan solo ha trabajado en dos ocasiones por encargo y toda su obra la hace de forma libre. Sin embargo reconoce que en los últimos tiempos está gratamente sorprendido por el gran número de obras que vende en las exposiciones a las que acude. Lozano ha expuesto en multitud de salas del Matarraña y del Bajo Aragón Histórico. Recientemente lo hizo en el castillo de Valderrobres y en Galería 22 de La Fresneda, aunque sus obras han formado parte de distintas muestras en una exposición colectiva de Madrid y un cuadro suyo estuvo durante una temporada expuesto en el palacio de telecomunicaciones de la capital de España. «Hace años expuse en varias ocasiones en pubs y bares. Me parece también una interesante forma de que el arte llegue a la gente», explica.
Tras recibir el encargo de protagonizar la sección EncontrArte de su amigo, el pintor Amadou Loum, junto con quien expuso el pasado mes de julio en el castillo de Valderrobres, cede el testigo de esta sección al artista alcañizano Fidel Ferrando con quien tuvo la oportunidad de conocerse hace un tiempo. Lozano explica que tras coincidir en una exposición, ambos llevaron a cabo un intercambio de una de sus obras. «Nos invitamos a nuestras respectivas casas para conocer nuestra obra, a ambos nos gustó mucho y me propuso intercambiarnos una pieza», añade.