La carretera permanece cerrada desde hace dos meses, cuando el río Guadalope se desbordó causando numerosos destrozos
Miravete de la Sierra y Aliaga celebran que la Diputación Provincial de Teruel vaya a facilitar un fondo especial, de unos 200.000 euros, para reparar la carretera que une ambos municipios. La pista permanece cerrada desde hace dos meses, cuando una crecida «histórica» del río Guadalope causó numerosos desperfectos en los primeros tramos de la calzada. Ahora, y tras numerosas quejas por parte de los ayuntamientos, la DPT actuará de urgencia y pondrá fin a un problema que ha dificultado la rutina diaria de los vecinos de Miravete de la Sierra.
La dependencia de la localidad del Maestrazgo con Aliaga es enorme. La carretera, de unos 12 kilómetros, permite a los vecinos de Miravete el acceso más rápido a la farmacia, tiendas de productos de primera necesidad, al centro de salud y también a la gasolinera más cercana. «La verdad es que la situación era tercermundista. Llevábamos dos meses así y ya era hora de que pusieran una solución. El silencio por parte de unos y otros era abrumador», indicó José Listo, alcalde de Miravete.
Encontrar una solución a este problema no ha sido fácil. Por un lado, la carretera fue construida por el extinto Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (Iryda) y cuando este desapareció, la carretera quedó en un limbo administrativo. Entonces, la responsabilidad de la pista pasaba a manos del Ayuntamiento de Aliaga, que no puede hacer frente a los gastos de reparación de la carretera. «La situación ha puesto de manifiesto que tenemos que luchar para cambiar la denominación de este tipo de carreteras, que están catalogadas como caminos rurales asfaltados. Este problema está solucionado, pero cuando lleguen las nevadas llegarán otras problemáticas…», explicó Listo.
Por otra parte, los ayuntamientos de Aliaga y Miravete de la Sierra, así como la Diputación de Teruel, exigieron responsabilidades a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), propietaria de una de las escolleras que se derrumbó tras la riada. «Han pasado dos meses desde la riada, nadie hace nada y al final te acabas desesperando. La CHE dijo que limpiaría el río, que arreglaría la escollera y al final no ha hecho nada», destacó Sergio Uche, alcalde de Aliaga.
Si todo marcha según lo previsto, los trabajos para reparar la carretera podrían comenzar en el próximo mes de septiembre. Las obras de reparación se centrarán en reconstruir las dos escolleras derrumbadas y arreglar los descorchados que ha sufrido gran parte de la calzada en los primeros tramos. La DPT ha calificado los trabajos de «urgencia» y por eso se espera que las máquinas puedan estar sobre el terreno en unas semanas. «La verdad es que la Diputación se ha volcado con nosotros, no así el Gobierno de Aragón. Mientras que unos nos prestaron ayuda desde el minuto uno, los otros nos dijeron que vendrían enseguida y todavía les estamos esperando», señaló Uche, en referencia a los desperfectos ocasionados por la riada en la A-2403.
La senda fluvial de Aliaga, lista en octubre
Además de inundar varios campos y viviendas y destrozar la pista que une Miravete con Aliaga, la crecida sin precedentes del río Guadalope también destrozó la senda fluvial de Aliaga. A día de hoy, el Ayuntamiento todavía sigue esperando respuestas por parte de las instituciones para poder reparar la ruta. «Esperábamos que el Gobierno de Aragón actuara con mayor rapidez, pero por el momento no hay manera», lamentó el alcalde de Aliaga, Sergio Uche.
Desde el Consistorio han tomado la decisión de comenzar a rehabilitar parte del sendero con sus propios medios. La empresa Prames, encargada de realizar el proyecto, ya ha iniciado los trabajos en Aliaga y ha presupuestado las labores de reparación en unos 55.000 euros. «Nosotros no nos podemos permitir sufragar estos gastos, así que vamos a seguir solicitando ayudas para financiar la rehabilitación», indicó Uche.
Prames se ha comprometido a tener terminado el trabajo para el 15 de octubre y desde Aliaga celebran la noticia. La ruta fluvial se había convertido en el gran atractivo turístico de la zona y el cierre de las pasarelas ha significado un «bajón en el turismo» durante la época estival. Con la fecha de octubre encima de la mesa, desde Aliaga confían en aprovechar el tirón turístico de la provincia en otoño.