La campaña frutícola ha comenzado esta primavera y prevé la llegada de más de 3.000 trabajadores del campo si se suman los principales puntos donde se realiza esta cosecha en el Bajo Aragón Histórico. La mayor parte de empleados se concentrará, como es habitual, en pueblos del Bajo Aragón-Caspe, donde además de agentes de convivencia este año también se ha ideado la figura del mediador intercultural para garantizar su integración. No obstante, su llegada también se produce en otras comarcas como la del Bajo Aragón, donde a pesar de que en campañas anteriores se podía recibir a 1.500 trabajadores el número será mucho menor debido «la creciente dificultad para encontrar mano de obra».
En el caso de la comarca del Bajo Aragón-Caspe, la campaña siempre ha traído a sus pueblos a miles de trabajadores temporales y este año no será la excepción. En concreto, UAGA calcula la llegada de unos 3.000 trabajadores a la zona, una cifra mucho mayor que la del año anterior, cuando las heladas provocaron que apenas se necesitara mano de obra. Muchos de ellos ya se instalaron en la zona a principios de mayo, pero a lo largo del mes y durante los siguientes días se unirán todavía más empleados para cubrir las necesidades que demanda el campo.
Ante esta gran llegada de personal al territorio desde el área de Servicios Sociales de la institución comarcal se prepara un protocolo que responda a sus necesidades y les de acogida. La mayoría de ellos vienen de países africanos o asiáticos, por lo que no conocen el castellano y parten de una cultura muy diferente a la que encuentran al llegar a España. Por ello, desde hace varios años se pone a disposición de estos trabajadores un servicio de duchas y de alimentación a lo largo de todas las semanas en las que dura la campaña en diferentes horarios.
A todo ello, se suma desde hace dos años la figura de los agentes de convivencia, que velan durante estos meses por la mejor armonía entre los residentes en Caspe. Estos son Aziza El Goual y Samir Halloumi, de origen marroquí y vecinos de Caspe desde hace bastantes años, lo que les ha permitido estar totalmente integrados en la sociedad caspolina. Por ello, estos nuevos trabajadores de la comarca, con el conocimiento del árabe, idioma de gran parte de los temporeros, y de la cultura de muchos de los que vienen aquí a trabajar, tienen la misión de servir de enlace entre la Administración comarcal y la población estacional para detectar posibles casos de infravivienda u otras irregularidades. El Goual y Halloumi toman nota de lo que ocurre en la calle entre las distintas personas y, así, la institución comarcal es capaz de desarrollar algún dispositivo o implementar recursos que solucionen cualquier situación de este tipo que pueda darse durante el periodo de la campaña agrícola.
Para desarrollar este servicio, así como para velar por las mejores condiciones y convivencia entre los residentes en Caspe durante estos meses, en el dispositivo trabaja la comarca junto al Ayuntamiento de Caspe, Guardia Civil, Policía Local y Centro de Salud de Caspe.
«La realidad es que la población cambia en muchos aspectos durante estos meses. Aumenta notablemente, muchas viviendas se llenan, los comercios reciben más usuarios y la convivencia en la calle también se altera», señala la trabajadora social de la comarca encargada de esta cuestión, Ana Mosteo.
Este protocolo lleva ya varios años desarrollándose, pero desde la Asociación de Inmigrantes Magrebíes del Bajo Aragón lo consideran insuficiente. De hecho, el presidente de esta entidad, Walid Ayadi, traslada que los trabajadores que se exponen a esta labor se ven obligados a alojarse en pequeños espacios en los que conviven multitud de personas. Asimismo, Ayadi denuncia que los horarios de los servicios de duchas y comida que ofrece la comarca «no están ajustados a las jornadas laborales de los trabajadores».

Los horarios del servicio de alimentación son de 11.00 a 13.00 de lunes a viernes en el edificio de la Cruz Roja. Por su parte, el servicio de duchas se realiza en el mismo establecimiento, de 9.00 a 11.00 y de 19.00 a 21.00.

Nuevo trabajo de mediación a lo largo del año
Tanto para los meses de la campaña agrícola, como para el resto del año, la comarca del Bajo Aragón-Caspe ha establecido también la figura de los mediadores interculturales. Se trata de un nuevo puesto que se ha creado este año ante la aparición de nuevas necesidades en dicho ámbito. Este cargo lo desempeñan en estos momentos Desiré Boltaina y Renaldo Álvares, quienes se encargan de ayudar a los distintos vecinos de la comarca a que se puedan comunicar y se integren. «La intención de este servicio es establecer ese vínculo de diálogo y de entendimiento entre los autóctonos, los extranjeros que ya están aquí asentados y, también durante estos meses, los migrantes que vienen a trabajar temporalmente», señala Álvares.
Estos dos trabajadores suponen un puente para que, a través del respeto, se pueda trabajar en las diferencias culturales y los conflictos o necesidades que puedan surgir. Así, una vez que desde los servicios sociales se detecte algún tipo de discrepancia entre una y otra parte de la población, Boltaina y Álvares tendrán que desarrollar un diálogo de inmediato entre las partes implicadas para tratar de resolverlo. Asimismo, también trabajan en acompañarlos durante todo el proceso de acogida hasta que los nuevos vecinos de la zona se integran, bien sea para quienes vienen por unos meses, como para quienes lo hacen para trabajar y se quedan a largo plazo.

En mayo todos estos trabajadores llegaron para llevar a cabo la recogida de los primeros frutos de la temporada (cereza y albaricoque). No obstante, en cuanto se termina de recolectar un fruto, estos empleados, en su mayoría contratados por las cooperativas, comienzan en nuevas fincas con las siguientes variedades del verano. De hecho, la semana pasada muchos de los campos ya tenían todas las cerezas recogidas y, por tanto, los trabajadores empezaron a recolectar las primeras nectarinas. Durante los próximos días se seguirá con este mismo fruto pero se añade también la recolección de los paraguayos y, posteriormente, el melocotón embolsado. Estas son las variedades que más abundan en los campos del Bajo Aragón-Caspe. Aunque también hay algún propietario de higos, los cuales se comienzan a recoger a mediados de agosto. Así, se va empalmando la recolección de los distintos frutos a lo largo de la primavera y el verano, siendo el melocotón amarillo embolsado el último de ellos, que comienza a finales de agosto y dura hasta finales de octubre.
ánimo . lo importante es que se mueva la economía . que haya actividad . que salga adelante el sector primario. siempre muy importante
esa economía no ves ni un duro los inmigrantes se lo llevan a su país aquí solo para comer.la venta a países extranjeros los beneficios para el gobierno poco queda aquí
puede que lleves , gran parte de razón .