El mirador panorámico proyectado por la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos en la sima de San Pedro en Oliete, que pretende impulsar el turismo -y regular las visitas- con una inversión inicial de 1,6 millones de euros, será realidad si un nuevo estudio geológico descarta la «caída masiva» de bloques rocosos a la cavidad durante las obras. El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) ha dado luz verde al proyecto -sin someterlo al procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinario, al considerar que no supone afecciones significativas- con la condición de que se sigan varias medidas preventivas y correctoras adicionales. Por su parte, las asociaciones ecologistas, que ya presentaron alegaciones, alertan de que el mirador «no será seguro ni para los visitantes ni para los trabajadores durante su construcción» e interpondrán denuncias.
Las obras incluirían, además de un balcón volado de cinco metros abierto en la pared, un túnel de 48 metros de longitud y tres metros de diámetro interior para llegar hasta él, un espacio de acceso al túnel y un centro de información e interpretación semienterrado. En total, 827 metros cuadrados de superficie construida. Además, se edificaría un aparcamiento exterior de 1.500 m2. El volumen de tierras que se generará con la actuación será de unos 2.360 m3.
La sima de San Pedro es una de las más espectaculares y valiosas que existen en todo el continente europeo debido a sus dimensiones -80 metros de diámetro y 86 de profundidad, sumados a los 22 de su lago interior- y a la gran variedad de animales y vegetales que la habitan. El espacio forma parte de la Red Natura 2000 al ser Zona de Especial Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). También es Lugar de Interés Geológico (LIG) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).
La resolución favorable del INAGA fue publicada el pasado día 5 de mayo. El proyecto se presentó el 21 de junio de 2022 y durante su tramitación recibió alegaciones de varias asociaciones conservacionistas, como Amigos de la Tierra, la Asociación Naturalista de Aragón (ANSAR), la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BIRDLIFE), y la Asociación española para la Conservación y Estudio de los murciélagos (SECEMU). El 28 de marzo de 2023 el promotor presentó documentación adicional y se abrió un nuevo plazo de consulta de 10 días en el que alegaron la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel y ANSAR.
Riesgos de caídas de rocas
El nuevo estudio geológico, al que está supeditado el proyecto del mirador, «analizará de manera precisa las vibraciones de la perforación» para determinar el punto a partir del cual la excavación del túnel de acceso deberá realizarse a mano para evitar desprendimientos. No podrá producirse la «caída masiva» de bloques rocosos al fondo de la oquedad, ni emplear para evitarlo «elementos de sujeción, retención o sostenimiento dentro de las paredes».
Si durante la ejecución, el estudio concluye que existe un «riesgo elevado y masivo» de desprendimientos, constituye un riesgo de «alteración morfológica significativa» del LIC, o supone un «peligro potencial» para el lugar, «se deberá modificar el proyecto hasta su corrección» o, incluso, «abandonarlo». En este último caso, se tendrían que «rehabilitar las zonas afectadas». Además de la vigilancia ambiental de las obras, habrá un seguimiento anual por parte de un técnico de las poblaciones de las especies de interés comunitario o catalogadas como amenazadas.
El geólogo José Luis Simón, quien ha estado al frente de las alegaciones de la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel, subraya que «a pesar de las buenas intenciones» del INAGA, el estudio «implica llevar a cabo riesgos que no deberían de ser asumidos». «Hasta que las obras no comiencen, no se verán los desprendimientos. Cuando se abandone el proyecto, el daño ya estará hecho», incide. Asimismo, duda de que un estudio «convencional» sea «suficiente» para evaluar los posibles peligros, ya que la naturaleza de la sima es «estar en continúa evolución, como ha hecho los últimos miles de años». Por tanto, aunque la intervención terminase sin producirse caídas de rocas, «podría haber desprendimientos en el futuro», poniendo el peligro a los visitantes y futuros trabajadores del mirador.
«Se va a hacer una obra para un futuro incierto. El proyecto está condenado a continuas rehabilitaciones por el propio carácter de la cavidad», argumenta Simón. También considera «incoherente» que en el informe favorable se destaque que el mirador contribuirá a la «sensibilización ambiental», cuando «invadir este espacio de gran valor ecológico por el interés del ser humano es todo lo contrario».
En el mismo informe del INAGA, se recoge que el mapa de susceptibilidad del Instituto Geográfico de Aragón señala que el riesgo por hundimientos en la sima de Oliete es «medio y muy alto».
«Peligro» para la fauna y flora
Por su parte, José Antonio Domínguez, de Amigos de la Tierra, critica que el INAGA haya aprobado el proyecto «sin haber exigido como mínimo» una evaluación de impacto ambiental ordinario, siendo que la sima de Oliete es «un espacio protegido por muchas figuras».
Las obras «modificarían el hábitat natural» de las más de 25 especies de vertebrados, principalmente aves y murciélagos, que viven en el interior y que «desaparecerían» durante ese periodo. Destaca una colonia de vencejo real, que nidifica en las grietas de las paredes, así como varias parejas de chova piquirroja. Además, muchas especies de aves utilizan las grietas para descansar durante el invierno. Entre los quirópteros, se han citado hasta nueve especies, siendo el murciélago rabudo la más característica y singular (se estima que hay 55 individuos).
Los ecologistas avisan de que el mirador volado en el interior de la sima es «un elemento contra natura», que constituye un «peligro mortal por colisión para los murciélagos y las cientos de miles de aves que entran y salen». Las molestias ocasionadas por la presencia humana también se incrementarían.
Para minimizar la afección sobre la fauna, el INAGA ha incorporado como medida preventiva el cierre del mirador en su totalidad mediante la instalación de vidrios polarizados que permitan ver al visitante «sin producir molestias por la iluminación, ruidos y la misma presencia». En ningún caso, se iluminarán las paredes de la sima. Además, las obras que generen elevados niveles de ruido se realizarán entre el 15 de julio y el 15 de octubre, fuera del periodo reproductivo de la avifauna y de reproducción e hibernación de quirópteros.
Regularización del turismo
La sima de San Pedro recibe alrededor de 6.000 visitas al año, de acuerdo con los contadores instalados en el Parque Cultural del Río Martín. Está previsto que el número de visitantes aumente con el mirador hasta los 15.000 anuales. Los días de mayor afluencia se prevén unas 100 personas (unas 25 como máximo en la parte baja del edificio). En el túnel, los grupos no serán de más de 6 personas.
En la actualidad el acceso es libre, y los turistas «van cuando quieren» circulando con sus vehículos «por donde les apetece». «Este no es el mejor método para conservar la sima. El proyecto quiere regularizar y gestionar la entrada de visitantes para compatibilizar el turismo con la protección de la fauna», explicó la presidenta en funciones de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos, Marta Sancho, a La COMARCA tras la presentación del proyecto en 2022.
El proyecto incluye, además, un centro de acogida dotado con aseos, una pequeña tienda y un espacio expositivo con maquetas, objetos e imágenes que ayuden a comprender el enclave. Habrá dos trabajadores, uno en recepción y otro en la entrada del túnel.
Sancho explicó también que el proyecto, que forma parte del Plan de Sostenibilidad Turística, «está muy consensuado dentro de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos» y fue apoyado por todos los grupos políticos y consejeros. Asimismo, recordó que alcaldes y vecinos están a favor, tal y como reflejó una encuesta realizada a la población de la comarca.
Denuncias de ecologistas
Amigos de la Tierra señala que existe «mucha preocupación a nivel científico» por la alteración de la sima, además del «problema de seguridad para las personas», y anuncia que está en conversaciones con el resto de asociaciones ecologistas para «dar un siguiente paso de forma conjunta». Se analizará el futuro estudio geológico y se investigará qué entidades otorgarán las licencias de obras para interponer las denuncias pertinentes.
«Esperamos que las nuevas formaciones políticas recapaciten sobre este proyecto, y que se inviertan los 1,6 millones de euros en otras iniciativas que de verdad generen empleo en el territorio», concluye el integrante de la asociación ecologista, José Antonio Domínguez.