El presente año 2022 está siendo muy complicado para el sector primario. La sequía, la lluviosa primavera, las fuertes heladas del mes de abril, el tornado en el mes de junio, las granizadas históricas de julio y los últimos incendios han dado lugar a una situación desoladora en el campo bajoaragonés, que acumula niveles muy bajo de producción en los diferentes tipos de cultivo.
Los sindicatos agrarios rebajan al mínimo tanto la cosecha de la almendra como la del olivo, así como la de fruta dulce, también muy afectada. Solo la vendimia se salvaría en el Matarraña, siempre y cuando la piedra respete. «Todos los cultivos que existen en la zona están afectados, unos en mayor medida y otros en menor. Respecto a la almendra, uno de los cultivos más importantes de la zona, calculamos desde UAGA que se heló el 80%, y el frutal lo mismo. En el olivar venimos de una gran cosecha del pasado año y la variedad empeltre tiene la característica de que es vecera: un año te hace mucho y al siguiente no te hace nada, con lo cuál tampoco hay cosecha», detalló David Andreu, secretario provincial de UAGA en Teruel.
Desde el sindicato agrario esperan que las ayudas prometidas para paliar las pérdidas del campo puedan aliviar la situación crítica de muchos agricultores. Algunos han perdido la totalidad de sus cosechas. Denuncian el trato desigual del Gobierno de Aragón dependiendo del tipo de cultivo. «En la fruta posiblemente haya ayudas, siempre y cuando sea un agricultor profesional el afectado por la helada, pero para el sector de los frutos secos no habrá ayudas porque consideran que las heladas no son recurrentes y no lo ven adecuado», explicó Andreu. «Estamos un poco enfadados con la Consejería porque vemos que en Cataluña sí habrá ayudas gracias a fondos propios y aquí no, siendo que la afección es la misma», añadió.
Subida de los costes de producción
A las grandes perdidas causadas este año por las inclemencias meteorológicas se suman los altos costes de producción. Se encuentran por las nubes y los agricultores ya empiezan a hacer acopio de semillas y abonos ante el miedo de escasez de cara a la nueva temporada. El sector ganadero no es ajeno tampoco a esta problemática. «Este año la subida de los costes de producción está suponiendo el mayor problema. Para el intensivo, como las granjas de aves, los la luz y del gas suponen costes muy grandes», añadió Alberto Riba, ganadero en el Matarraña y representante de UPA la zona.
Solo el coste de la luz medio para una granja ha subido entre un 45-50% respecto al pasado año y los ganaderos temen al precio del gas de cara al invierno, cuando deben emplearlo para mantener en buenas condiciones a los animales. El mismo incremento se da también en otros productos básicos como el pienso y el diésel.