Fue en un tren donde comenzó todo. Miguel Ganzo Mateo, un matemático madrileño que viajaba a Suecia, compartió parte de su trayecto con Antonio Moragriega. El poblano se bajó en Francia después de disfrutar de una fructífera charla e intercambiar los contactos. No se conocían de nada pero volvieron a verse porque el joven madrileño también es músico y escritor. En noviembre de 2019 cumplieron la propuesta que se lanzaron ese verano: presentar en La Puebla de Híjar «Sesenta metros cuadrados», la novela en la que trabajaba el autor que por aquel entonces vivía en Suecia.
Este sábado 22 volvió a La Puebla. Sintió de nuevo el calor y arropo de vecinos y del Club de Lectura con una veintena de personas que acudieron al reencuentro. Lo conocen a él y su obra. De ello se encarga el bibliotecario Pedro Luis Pellicena, siempre al tanto de las novedades para facilitarlas a la biblioteca y al grupo de lectura. Ganzo presentó «Autoría compartida», su último trabajo aunque ya avanza en el próximo. «Una parte se ha escrito en Teruel porque Antonio me prestó su casa unos días. Ahora vuelvo a La Puebla y es maravilloso seguir conociendo esta tierra gracias a gente como él y a este público que me hacen sentirme muy querido. Tener a tanta gente un sábado por la tarde en una presentación no es habitual», dice Ganzo, que en verano cambió Suecia por Madrid.
A lo especial del momento se sumó la participación en primera fila de Adolfo Burriel. Presenció cómo Ganzo interpretó con su voz y su guitarra varios poemas suyos a los que ha puesto música. El reconocido y laureado poeta también pasó por la política a finales de los 90 por el PCE, una etapa que deja en el pasado. «Aunque lo retomé, interrumpió mi camino en la poesía», sonríe. Además de admiración mutua, comparten parentesco. «Es una presión extra», bromea el músico. «No me suele pasar pero los poemas de Burriel y de Miguel Hernández sí me sugieren música», añade.
No perdió detalle con su cámara de fotos Antonio Moragriega, «muy agradecido» por el esfuerzo del autor al desplazarse. «Seguro que no es la última vez que viene, ya es uno más», apunta sonriendo.