La joven Rocío Luna (Cañada del Rabadán, Córdoba, 1998) es la ganadora de la Lámpara Minera del 62º Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión (Murcia). Recibió hace dos semanas el prestigioso premio, dotado con 15.000 euros, de manos del reconocido cantaor Miguel Poveda, quien fue el ganador hace 30 años. El sábado actuó en la Villa Minera en el marco de ‘La Mina en Solfa’, organizada por la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos
¿Qué supone ganar la Lámpara Minera?
Es un enorme empujón a mi carrera además de una gran alegría y una recompensa al trabajo de muchos años. Este concurso, aparte de prestigio, ofrece mucha visibilidad.
¿En qué se traduce?
Al salir en televisión, radio, redes sociales… te descubre mucho público y te llaman para actuar. De lo contrario no saben que estás ahí.
Los cantes mineros por los que surge el Festival, ¿qué tienen?
Me gustan mucho, son muy profundos. Tienen una sonoridad y una tonoridad que me transmiten y los disfruto cantando.
Tienes 25 años, ¿eres de las ganadoras más jóvenes?
Los hay de todas las edades. Miguel Poveda ganó el festival con 20 años y mi compañera Celia Romero, con 16.
¿Cómo empezaste en el flamenco?
En mi casa siempre se ha escuchado música, en especial el flamenco. A mí siempre me llamaba la atención y me ponía a cantar. Todos me decían que lo hacía muy bien y me motivaban. Después de subirme a un escenario en mi pueblo me gustó mucho la sensación y mis padres decidieron apuntarme a clases de canto con siete años, desde entonces llevo preparándome.
No solo con clases sino también con formación académica reglada superior.
Sí, estudié en el Conservatorio Superior de Córdoba una nueva titulación, la de Cante Flamenco, solo lleva siete u ocho años. Cuando terminé decidí comenzar el Máster Interuniversitario en Investigación y Análisis del Flamenco por la Universidad de Córdoba, que ya lo tengo prácticamente terminado.
¿Entre los jóvenes artistas es lo habitual formarse académicamente en el flamenco?
Hay de todo pero en general los cantaores flamencos no suelen prepararse en un Conservatorio, la formación es autodidacta o aprendiendo de otro cantaor de flamenco.
¿Qué te han aportado estos estudios?
El Conservatorio me ha permitido aprender muy bien la parte teórica, que considero que también es muy importante. También abre mucho la mente, no solo en el flamenco sino en la música en general.
¿Cuáles son tus referentes en el flamenco? ¿Varían de los que podía tener, por ejemplo, Miguel Poveda cuando ganó en La Unión hace treinta años?
Los principales referentes, que son los antiguos, siguen estando ahí para todos. Serían la Niña de los Peines, Mairena, Isabelita de Jerez… y también incorporamos a artistas de los sesenta, ochenta y actuales. Me gusta escucharles a todos.
¿Ya vives del flamenco?
No me puedo quejar, de momento voy bien pero soy consciente de que mi situación puede cambiar en cualquier momento. Hay artistas que se pueden dedicar profesionalmente al flamenco y otros que no.
¿Tienes un plan profesional alternativo?
Sí, mi plan B sería ser profesora en un Conservatorio de Música.