El grupo de Scouts alcañizano ha cumplido 60 años de historia en 2022 y recuerda con mucha ilusión y nostalgia cada uno de ellos. Nació entre los alumnos del colegio de Escolapios junto al padre Enrique pero poco a poco se fue extendiendo fuera de las paredes de la escuela y acogiendo a integrantes de todos los lugares. No es fácil calcular cuántos niños y niñas han podido pasar por estos campamentos a lo largo de los años. «Medio pueblo», señalan algunos de los monitores entre risas. A día de hoy acuden entre 110 y 120, lo que equivale a unas 80 familias. «En los años 80 yo viví campamentos con 250 chavales, he visto llegar cinco autobuses repletos e, incluso, hemos tenido dos manadas en alguna época», comenta José Luis Andrés, secretario del grupo, quien lleva formando parte del mismo desde 1978. También añade, junto a su hijo Pablo Andrés, monitor de Pioneros, que influye mucho que en los 80 y años anteriores en Alcañiz «no había nada más» mientras que ahora hay otras actividades como fútbol o balonmano. Además, como se puede observar con el secretario, también se trata en muchos casos de una tradición heredada ya que hay muchas familias al completo que forman parte de este grupo. José Luis, por ejemplo, cuenta con sus tres hijos, Pablo, Isabel (monitora de Castores) y Antonio.
En mayo de este año se celebró el 60 aniversario con una exposición, fiesta y cena para todos los miembros. Para el resto del curso, aunque se tienen algunos proyectos especiales en mente, todavía no hay nada claro. Mientras tanto se va a seguir con las actividades que ya son tradicionales para los Scouts y que forman parte de su organización anual como la venta del muérdago, la lotería de Navidad, la cabalgata, actividades para los propios miembros del grupo y acampadas de fin de semana. Con el Ayuntamiento de Alcañiz en especial existe un convenio de colaboración. Por un lado, el Ayuntamiento ayudó con la compra de los locales y una furgoneta, y, por el otro, los Scouts participan en todos los eventos que sea necesario a lo largo del año.
Durante la cuarentena fue complicado, un parón total de dos años prácticamente, por lo que «costó arrancar», reconoce José Lasala, monitor de Tropa. No obstante, Raúl Baquero, presidente del grupo, afirma que la celebración de los 60 sirvió para unir y motivar al reunir a gente de todos los años y rememorar viejos tiempos y «batallitas». Además, este parón llevó a que en el campamento de julio la mitad de los niños fueran nuevos y a que monitores que deberían llevar ya tres años comenzaran en ese momento con su labor.
Para financiarse la fuente principal es la cuota que pagan los socios, que varía según sean padres, monitores o niños que acuden a las diferentes actividades. Además. los chicos nuevos pagan una cuota por admisión. A partir de aquí se va obteniendo dinero de las actividades, de una subvención anual del Ayuntamiento de Alcañiz, de las acampadas y de iniciativas propias de recaudación como la venta de muérdago.
Viví campamentos con 250 chavales en los 80; llegaban cinco autobuses
José Luis Andrés. Monitor Scouts Alcañiz
Las cinco ramas
El grupo de Scouts de Alcañiz sigue el mismo funcionamiento que el resto de España. Se divide en cinco ramas: Castores, que tienen 7 años; Lobatos, entre los 8 y los 10; Tropa, de los 11 a los 13; Pioneros, que tienen entre 14 y 16 años; y Compañeros, de 17 y 18. Después de esto, se convierten en monitores y ya forman parte del equipo de organización.
Pero esto no se queda aquí. Para que todo funcione a la perfección se necesita una parte primordial, el comité de padres voluntarios que cocinan, arreglan y preparan. «Son cosas que no se ven, pero que sin ellas no funcionaría nada», comenta Luna Orta, monitora de Lobatos. José Luis recalca que tanto los padres como los monitores son todos voluntarios. «Nadie cobra ni un euro y, al final, siempre terminas poniendo algo de dinero», señala, y esto es algo muy importante para ellos, porque refleja cuál es el espíritu del grupo al que pertenecen.
«Esto al final está basado en la confianza, vas conociendo a los chicos poco a poco a lo largo del año en las actividades y así a sus padres no les da tanto miedo dejarlos solos dos semanas», comenta Raúl con mucha ilusión. Ha habido monitores que han ido siendo ya adultos y han decidido quedarse, es algo que suele gustar dejando de lado la edad. «Al final viene a campamentos sobre el 60% de los niños que están en las actividades a lo largo del año», cuenta José Luis Andrés, «y es porque engancha» añade con la confirmación de los monitores que le acompañan.