Este año las calles alcañizanas no se han teñido del tradicional azul de sus túnicas y terceroles como cada Sábado Santo en la procesión del Santo Entierro. En su lugar, el redoble de sus tambores ha marcado un silencio que reina en todo el territorio y que solo se ve roto cada tarde con los aplausos a los sanitarios. A las seis en punto los alcañizanos han comenzado a tocar los tambores desde sus casas. Un toque en familia que les ha hecho recordar la gran emoción con la que la ciudad vive esta procesión, que pone fin a los actos de cada Semana Santa.
Además, este año iba a ser especial puesto que la Cofradía del Santo Entierro estaba llevando a cabo trabajos de restauración en la peana del Cristo Yacente. Así pues, iba a ser el momento en el que la peana luciera renovada y estrenase las mejoras. Los vecinos tendrán que esperar hasta el próximo año 2021 para vivir de nuevo este emotivo acto.
Cese y fin de toque
También guardan tambores y bombos en el resto de los pueblos del Bajo Aragón Histórico. En la tarde de este Sábado Santo poblaciones como Urrea de Gaén, Albalate o La Puebla de Híjar han celebrado sus ceses o fin de toques. Sin duda un instante con gran carga emocional, que año tras año marca el fin de la Semana Santa en el territorio y pone el contador a cero para volver a disfrutar de las tradiciones que forman parte de la identidad de estos pueblos, entre ellos los que componen la Ruta del Tambor y Bombo.
Este sábado se ha puesto punto y final a una Semana Santa completamente atípica y prácticamente surrealista para muchos de los vecinos de la zona. Unos días que dejan imágenes para el recuerdo y que quedarán grabados en la mente de los bajoaragoneses para siempre.