Tres generaciones salen cada Semana Santa en la familia Cases de Caspe. Sin embargo, no todos ellos forman parte de la misma cofradía. De hecho, la diversidad en este sentido se ha convertido en una tendencia en esta casa. Marta Cases comenzó a procesionar con La Virgen de los Dolores hace 25 años. Esa pasión que le nació viendo la Semana Santa caspolina, poco a poco la fue transmitiendo a las personas que más quiere. Paulatinamente, su madre, Conchita Guiu, se unió a esta procesión formada íntegramente por mujeres desde hace 125 años.
Ambas comenzaron a colaborar en el acto que conmemora a la Virgen, en el encuentro con el Cristo, cada Martes Santo por las calles de Caspe. «Para nosotras es precioso y muy emocionante ese momento en el que la Virgen y el Cristo se encuentran en la Plaza España, con toda la gente que los acompaña», reconoce emocionada Marta Cases.
Al tiempo, Carla Catalán, la hija de Marta, empezó a sentir esa misma pasión que impulsaba a su madre y a su abuela cada año a colaborar en la cofradía. Por tanto, desde el principio no hubo dudas de que la tercera generación de esta familia seguiría también con la tradición. Sin embargo, el entusiasmo de Carla por tocar el tambor en la Semana Santa ha hecho que comience a participar también en la cofradía de ‘La Oración en el Huerto’.
No obstante, este entusiasmo por formar parte de la Semana Santa de Caspe en la familia Cases no queda ahí. Arsenio Cases, padre de Marta y marido de Conchita, es miembro de la cofradía ‘La Flagelación’, conocida como La Columna desde hace «muchos años». De hecho, tal era la devoción de este caspolino por su grupo de cofrades que su hija Marta estuvo unos años saliendo con ellos. Sin embargo, a Conchita no le gustaba que su hija saliera tocando el tambor, por lo que la convenció para que entrase a formar parte de la cofradía de ‘La Virgen de los Dolores’, la cual no tiene instrumentos, sino que las acompaña la Banda Municipal de Música en la procesión del Viernes Santo.
Cada Martes Santo, se vive una intensa jornada de nervios en la vivienda de los Cases. Toda la pasión y emoción que las integrantes de esta casa sienten por la procesión de ese día, la de El Encuentro, se plasma en el nerviosismo porque todo salga bien. Para esa fecha, ya hace días que están todas las túnicas y todo lo necesario preparado y revisado. Una vez las tres mujeres están listas, acuden a reunirse con el resto de cofrades y ahí comienza la organización para que la procesión salga de la mejor manera y puedan transmitir al público ese sentimiento que tanto las emociona. En el caso de Arsenio, la preparación es más tranquila, pero con la misma dosis de entusiasmo.
«La Semana Santa es una cita muy importante en esta casa», reconocen los cuatro integrantes. De hecho, esta familia estuvo 42 años residiendo en la vivienda que está ubicada en el convento de las Hermanas Clarisas Capuchinas. La cercanía a estas monjas ha hecho que siempre se hayan implicado especialmente en toda la preparación de esta semana, así como en toda la ayuda que las Hermanas han necesitado.