El Festival ha puesto el foco en el primer trabajo de Buñuel , su influencia en otros autores e incluso, en la gastronomía.
David Bowie también sucumbió a los encantos de «Un perro andaluz». Fue en la gira de 1976 cuando el preámbulo de sus conciertos tenía la banda sonora de la película. La espera del público se amenizaba con el tango que sonaba instantes antes de la salida a escena del músico y con él, la proyección casi fugaz de alguna escena. Esa era la señal de inicio del concierto.
Esto es solo una muestra de que la obra del calandino trasciende lo cinematográfico. Y este fue solo uno de los muchos descubrimientos que Antonio Tausiet desplegó ante el público que casi llenó el patio del CBC en la noche del miércoles en el marco del Festival Internacional Buñuel-Calanda.
La Sección «Buñuel en el tiempo» ha tenido como objetivo ir desgranando «Un chien andalou», la primera película del cineasta, desde muchos puntos de vista y también desde la influencia que ha podido tener en otros autores posteriores.
La imagen del inicio del concierto de Bowie fue una de las 18 piezas que compusieron el montaje que Tausiet llamó «Entremeses fílmicos con el ingrediente de «Un perro andaluz», es decir, fragmentos de trabajos en los que de se hace referencia.
No obstante, el montaje de Tausiet fue la parte visual de una intervención que tuvo su primera parte en la mañana en la sala polivalente del CBC. Es complicado definir a Tausiet.
Es miembro de la Academia del Cine Aragonés, donde fue vicepresidente hasta hace dos años. Es escritor, cineasta o, como él mismo se define en su portal web, creador de contenidos variopintos (cortometrajes, textos -libro sobre el Tubo-, páginas web) y colaborador en diversas iniciativas periodísticas, audiovisuales que hace sus propias inspecciones rutinarias, «intentando siempre utilizar la lupa del humor crítico». En esa misma web hay varios apartados específicos, como uno de ellos dedicado a Buñuel y otro, a Dalí.
Tausiet ofreció una conferencia por la mañana llamada ««Un chien andalou»: el guión y otras peripecias». Destapó secretos y curiosidades, como que el título de la película iba a ser otro, algún documento interesante como el guión original con tachones y correcciones de los autores y explicaciones de ellos mismos.
Un ojo con sabor a melocotón
La película tiene también una vertiente gastronómica y así se demostró en la noche del martes. Antes de la proyección de «Local 7», Pedro Soler como calandino y como presidente de la Asociación Turismo Bajo Aragón, demostró en directo cómo se elabora la tapa «Un perro andaluz». El bocado, creado por Manuel Barrau de «Micelios», se ha podido degustar en Almendro»s, Taberna Calandria, Imperial, El Castillo y Sport Pádel. En este y en Discoverer, también se puede consumir un cóctel.
La tapa, además de ver cómo se ejecutaba en directo en pantalla grande, fue dada a probar a algunos voluntarios que paladearon la yema de huevo rellena de caldo de jamón de Teruel, el paté de aceitunas negras del Bajo Aragón, el melocotón asado D.O. y unas hebras de chile a modo de venas.
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