La Vera Cruz de Caspe es una de las reliquias religiosas más importantes de la Cristiandad y uno de los símbolos de la Ciudad del Compromiso, a donde llegó hace 628 años. Este viernes, la reliquia ha realizado otro viaje, en este caso, hasta la capital aragonesa donde ha podido ser venerada en distintos actos litúrgicos.
El primer acto que ha protagonizado la Vera Cruz de Caspe ha sido la celebración de la Eucaristía a las 9.00, en la basílica de Nuestra Señora del Pilar, donde se ha se ha colocado presidiendo el Altar Mayor. Junto con los miembros de la cofradía del Santísimo Sacramento y de la Vera Cruz también han acompañado a este reliquia las autoridades caspolinas, entre ellas, la alcaldesa Ana Jarque. «Me ha sorprendido la gran acogida que ha habido, se ha completado el aforo. Ha habido muchas personas que veían la Vera Cruz por primera vez pero también muchos hijos de Caspe que por distintas razones están viviendo en Zaragoza y que han elegido este día para venir y sentirse más cerca de su territorio y de sus raíces», ha subrayado.
Durante la mañana, la reliquia se ha mantenido en el Altar Mayor para poder ser venerada por los fieles y los visitantes. El presidente de la cofradía caspolina, Domingo Albiac, ha destacado que la Vera Cruz no es solo importante por «su valor religioso, que lo tiene, sino que también por su valor cultural y patrimonial».
En la cofradía, la más longeva de Caspe, no tienen registros de ningún otro viaje de estas características que se haya realizado con la Vera Cruz a Zaragoza. «Sí que la hemos llevado para algún arreglo en el relicario que la contiene pero creemos que no se ha expuesto nunca allí», ha indicado Albiac. «Esta es una iniciativa que hemos impulsado para darla más a conocer», ha añadido.
Por la tarde, a las 19.30, la Vera Cruz se ha trasladado del Pilar a la catedral de El Salvador (la Seo), donde ha presidido el Santo Viacrucis. Tras ello, la reliquia ha vuelto a la capilla de La Colegiata donde está custodiada el resto del año.