Las malas noticias no dan tregua a los agricultores de Mazaleón. Una fuerte riada, que «no se había visto en los últimos 20 años», arrasó el pasado sábado con los jóvenes almendros que se habían plantado tras arrancar los melocotoneros por el virus de la sharka desde el 2019 hasta hace unos meses. Antes, en el mes de julio, una tormenta acompañada de granizo ya mermó la poca cosecha que quedaba. Los daños totales en los cultivos todavía no pueden valorarse porque los caminos de acceso están cortados, aunque con seguridad «todos los agricultores, en mayor o menor medida se han visto afectados». La situación de los 60 socios de la cooperativa del Campo San Isidro y sus familias -la mayor parte de la población- es «crítica». Alertan de que su futuro depende de unas ayudas de la Diputación de Teruel por la crisis del sharka (120.000 euros), pendientes de ejecución.
«Lo hemos vuelto a perder todo otra vez», lamenta el presidente de la cooperativa, Gregorio Celma. Tras arrancar 120 hectáreas de melocotón -el 90% de la extensión original- en los últimos tres años, los agricultores de Mazaleón tuvieron que replantar sus campos. Este año ya se pusieron 10 hectáreas de melocotoneros, aunque también se eligieron otros cultivos diferentes, como los almendros. «Los troncos de los árboles que apenas tienen un año son delgados. Una vez doblados es difícil recuperarlos. Habría que actuar en el momento, pero al estar los campos anegados no se podrá acceder a ellos en al menos dos semanas», explica Celma. Por lo tanto, tendrán que «arrancar todo, desfondar, nivelar el campo y volver a plantar», con el gasto que esto les supondrá de nuevo.
La lluvia torrencial comenzó el viernes y se acentuó el sábado, descargando todo su potencial pasadas las 13.00. «En 12 horas cayeron 140 litros. Los terrenos de cultivo no daban abasto para tragar el agua», recuerda Celma. La orografía montañosa del terreno limita la extensión de tierra cultivable, de ahí que las zonas de val empleadas para tal fin hayan sido las más afectadas. «La más perjudicada ha sido la Val de Alcañiz, que es la más grande. Viene desde las Ventas de Valdealgorfa y casi no tiene barrancos en los márgenes, por lo que aquí se acumula toda el agua», señala Manuel Dolz, un agricultor de 64 años que ha perdido las dos hectáreas de almendros que plantó en esta zona en abril de este año.

«Planté almendros, porque a mi edad ya no estoy como para poner melocotoneros», dice Dolz, quien tiene que sufrir este nuevo varapalo «a las puertas de la jubilación». Hasta que no pueda acceder a sus campos, no sabrá si puede recuperar sus cultivos o si «tendrá que volver a empezar de nuevo, pagándolo de su bolsillo». Además, la riada ha destrozado casi por completo el sistema de riego por goteo que tenía instalado. «El 2022 es para borrarlo del mapa y empezar otra vez. En julio la pedregada y ahora esto. Ya no sé qué más nos va a pasar este año. Lo único bueno que podría suceder es que nos tocara la lotería», comenta.
Sin olivas por la sequía ni almendras por las heladas, los agricultores este año no tienen una fuente de ingresos. Tampoco habrá almendras al año que viene en las nuevas plantaciones, ya que el fruto tarda mínimo cinco años en salir. «Esto es grave. Necesitamos que la Diputación de Teruel y el Gobierno de Aragón nos echen una mano», subraya Dolz. Por su parte, Gregorio Celma recuerda que la cooperativa está a expensas de una subvención de la DPT que «les ofrecieron en el mes de marzo». «El presidente, Manuel Rando, nos ha dicho este lunes durante su visita a la localidad que las ayudas se materializarán en las próximas semanas. Si no es así, en el mes de febrero la cooperativa cerrará, con todo lo que ello supone para la localidad», advierte Celma, quien señala que «una vez recibidas, necesitarán otra subvención para replantar los cultivos afectados».