Alba Bautista (Utrillas, 2002) logró el pasado jueves una de las plazas olímpicas en juego en el Campeonato del Mundo de Gimnasia Rítmica disputado en Valencia. Además, concluyó el mundial siendo octava y obteniendo uno de los diplomas olímpicos. Habla de la preparación para estas citas, de su sueño olímpico, de su vinculación con Utrillas y de todos los sacrificios para conseguirlo.
Alba, enhorabuena. Cuéntanos, ¿cómo has vivido estos días?
La verdad que ha sido una semana bastante intensa con el campeonato del mundo y detrás ha habido muchos meses de trabajo y sacrificio. Ha habido un poco de todo. Esta última semana ha sido complicada porque el formato individual en el que yo he competido es el más duro. Se notaba la tensión. Al fin y al cabo, estaba en juego una plaza olímpica. El día que la conseguimos, el jueves, al terminar hubo muchísima euforia. No nos lo creíamos y además lo hicimos desde España, en Valencia. Ha sido una locura.
¿Cómo se prepara una gimnasta de alto nivel para una prueba de tanta exigencia y con esa plaza olímpica en juego?
Sinceramente, ha sido la primera vez que me veo en esta situación. He sido novatilla, por decirlo de alguna manera. Tenía el objetivo en mente y lo tenía muy presente y mi sueño era ir a las olimpiadas pero no me he obsesionado. Me he centrado en el día a día en el ir mejorando. Son esos entrenamientos y competiciones lo que te van a dar los frutos. He venido a este campeonato del mundo a disfrutar. Ha sido en casa y me encanta el calor del público. Otras gimnastas se achantan pero yo iba con la mentalidad de que no me jugaba nada. Es más me dije: Alba, no te juegas nada. Era la primera vez que lo intentaba y mi intención era hacerlo lo mejor que podía.
El miércoles te fue muy bien y conseguiste dar un gran paso antes de ratificar la plaza olímpica ¿Cómo gestionaste la presión de ese último día?
El primer día, el miércoles, empecé por todo lo alto. Me sirvió de colchón de cara al jueves. Era mi estrategia inicial porque el primer día era clave. Sabía que con hacerlo decente el jueves estaba dentro. La cosa es que el jueves no fue tan bien…. Siempre se puede tener un día malo, pero aun así nos sirvió para la clasificación.
Miremos un año adelante. Agosto de 2024. ¿Cómo imaginas esos JJOO de París?
El ir ya me hace feliz. El momento en el que llegue a la villa olímpica y luego a competir es ya un logro. Es un año para disfrutar y las olimpiadas para mí son un regalo. Iré a hacer mi rítmica y a disfrutar.
Sí, sí, pero... eres octava del mundo. ¿Por qué no soñar un poco más?
Claro, yo no doy nada por imposible. Por ejemplo, el sábado salía a la final ya con mi plaza en el bolsillo. Salí y disfruté y terminé octava del mundo. Increíble. Después de verme ahí no puedo evitar soñar con un diploma olímpico.
Hablemos del camino. Desde Utrillas a los JJOO de París.
Mi trayectoria deportiva comenzó cuando tenía 4 años. Yo no sabía ni lo que era la gimnasia rítmica pero ya era feliz y me lo pasaba bien practicándola. Luego nos fuimos a Teruel y ya fue un esfuerzo porque está a una hora de Utrillas y mi madre me llevaba 3 días a la semana y eso que todavía no tenía nivel. Pero me gustaba. Luego terminé mudándome a Benicarló con mi madre y ahí fue mi despegue.
De ahí a Benicarló y Valencia y alejándote de tu casa...
Sí. Mi padre y mi hermano se quedaron en casa y me fui con mi madre a la aventura. Y nadie me podía asegurar que fuese a terminar en unas olimpiadas. Mis padres lo sacrificaron todos y lo dieron todo por mí. De Benicarló terminé en Valencia, ya formando parte del equipo nacional. Y de ahí a Madrid, al centro de alto rendimiento.
¿Cómo está tu madre estos días?
Yo pensaba que estos días le iba a dar un infarto. Me ha acompañado siempre. Viaja a todos los campeonatos a los que voy yo. Cualquier liga o torneo. Siempre detrás de mí para apoyarme y este logro también es suya.
¿Cómo ha sido tu vida y la preparación olímpica desde Madrid?
Un centro de alto rendimiento es muy exclusivo e intento aprovecharlo y trabajar duro. Tengo que estudiar online porque no puedo compatibilizar las clases y los entrenos. Me levantaba pronto, hacía mis estudios y después de desayunar y a partir de ahí a entrenar. A mediodía tenía casi todos los días fisio, que es muy importante también para rendir y luego de vuelta a la residencia para comer. De nuevo, estudiar y entrenar terminando tarde y ya cenar, ducharte y descansar. Así sucesivamente.
Y Utrillas... ¿qué es para tí?
Es mi vida. Prácticamente toda mi familia está allí y también mis amigos y mis antiguos monitores. Para mí es muy especial y este último año me reconocieron poniéndole mi nombre al pabellón. Es todo un orgullo.
¡Un orgullo para nosotros, Alba! ¡Ánimo, fuerza, y enhorabuena! Mi hija fue gimnasta y sé bien todo el trabajo, esfuerzo, y horas que le dedicáis a este hermoso deporte.
Un abrazo y muchos éxitos; los mereces.