De una torre en el campo junto a un árbol centenario salen las obras del pintor y escultor Álvaro Lombarte (Peñarroya de Tastavins, 1954). Allí tiene su taller, un gran espacio salpicado de varias áreas de trabajo perfectamente ordenadas. «Si no, te vuelves loco», dice mientras recorre con la mirada varios cuadros y coge una muestra de los últimos donde se aprecian algunos recursos. Laberintos o embudos son algunos.
La libertad es su valor más preciado. Lo ha sido siempre porque el sustento económico se lo aseguró durante 25 años al frente de la imprenta Tramax. Y es que las ventas de arte son escuetas, por no decir anecdóticas. «Es algo cultural porque en otros países sí se vende», reflexiona. «Eso dice mucho de lo que somos como sociedad», lamenta. Ahora, fuera de la imprenta, su dedicación es exclusiva al arte y sigue trabajando sin obligaciones ni presiones comerciales. «Pinto mucho pero no me cunde en el sentido de que no voy a cuadro por día porque me tomo mi tiempo en muchas veces repintar y repintar… No tengo prisa ni compromisos», sonríe. «Estoy en un momento muy bueno en el que voy encontrando mi propio lenguaje», afirma.
Este es uno de los motivos que accionan a Lombarte: la búsqueda. Las ondas se han unido últimamente a los laberintos y embudos como recurso. Son ondas que entrelazan a figuras humanas en una especie de reflejo de comunicación digital del ser actual. «Enseguida me canso. Una vez que descubro un lenguaje y ya lo tengo, necesito pasar a otra cosa», añade. Esta inquietud por la búsqueda destierra la monotonía de sus exposiciones, en las que «toca varios temas», y en su trabajo diario.
«Y lo mismo con la técnica. Pinto en acrílico pero últimamente, si me da, meto espray», apunta. Una buena muestra de sus trabajos la recoge en su blog y en redes sociales.
Una vida de arte
Reside desde niño en Alcañiz donde se trasladaron sus padres desde el Matarraña, territorio con el que mantiene los lazos. Expone pinturas y esculturas en La Fábrica de Solfa en Beceite (aunque de momento, como medida ante el avance del coronavirus el establecimiento permanecerá cerrado). La muestra va acompañada de un plato acorde al que dieron el nombre de Rancho Alcañizano. Se toma con un pan de arroz que Lombarte serigrafió en la inauguración con la tinta de calamar que le preparó el jefe de cocina, Kike Micolau. Está «feliz» con las buenas sensaciones que le llegan del público mientras sigue trabajando en su obra y prepara la siguiente muestra. Se abrirá el 23 de abril en el Centro Aragonés de Barcelona y es una cita especial porque está en la calle Joaquín Costa, la misma en la que tuvo su taller.
Siempre mostró dotes para el dibujo y, aunque en casa no había antecedentes artísticos, sí se rodeó siempre del ambiente. Sus padres regentaron el bar El Rincón y entre la clientela «había gente de este mundillo que veía que me gustaba y me traía libros, láminas…», sonríe. Como estudiante vivió una Barcelona «muy cosmopolita» en la que fue un adelantado al alquilar una nave como taller en Joaquín Costa. Hasta que se alquilaron más, el suyo fue la casa de todos, de «artistas de todo perfil». Barceló o Jaume Plensa, que alquiló el de debajo, son algunos de los que pasaron por el mismo grupo que Lombarte. Tras 15 años en Barcelona regresó a Alcañiz. «El pueblo te educa y la ciudad te da la oportunidad de formarte y crear tu propia personalidad como individuo. Una vez tuve toda mi formación pensé que aquí también la podía desarrollar», comenta.

En el Bajo Aragón, donde formó su familia, es pieza más que activa. Para Lombarte, que recoge el testigo de esta sección del fotógrafo Chema Hernández, la literatura es importante en su carrera. Es miembro de la Asociación Poiesis con cuyos autores comparte algunas publicaciones aportando sus pinturas a los textos. Uno de ellos es José Manuel Soriano a quien propone para seguir con la cadena de EncontrARTE. Su colaboración con la revista francolatina Café Latino le llevó a exponer en 2018 en París. Pronto todo Alcañiz disfrutará de su trabajo que cubrirá calles y llenará buzones ya que Álvaro Lombarte es el autor del cartel anunciador de la Semana Santa.