No cabe distracción alguna, tampoco desvíos del estricto protocolo que deben respetar todos los miembros de los equipos, no solo en el circuito, sino también fuera de él. Más de 2.000 personas conforman la «burbuja» del GP de Aragón, una burbuja que se debe mantener también en los alojamientos hosteleros.
De hecho, durante su estancia en Alcañiz llevarán una rutina muy estricta. Desayunan temprano y parten hacia Motorland donde se trabajará largas jornadas. «Tenemos que tener todo listo en el circuuto, comenzamos a trabajar desde muy temprano», ha relatado Nikolas, uno de los integrantes de Red Bull TKM. Tanto él como su equipo están alojados en el Apartahotel Messeguer en la capital bajoaragonesa.
Y es que la logística no tiene nada que ver con la de años anteriores. La organización les pide «máxima responsabilidad», por eso cada uno de los equipos conforman una «pequeña familia» tal como resaltó Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de Dorna, organizadora del evento. De hecho, el Mundial a puerta cerrada condiciona a que los equipos tengan que restringir al máximo el contacto con el exterior. Conocer el territorio en su tiempo libre tampoco será posible, atendiendo a los protocolos de seguridad. «Tenemos que quedarnos en el hotel, no podemos salir fuera. El único plan es estar aquí e intentar desconectar después del trabajo», ha puntualizado Nikolas
Asimismo, los establecimientos lo están viviendo de una manera muy diferente.»Nada que ver el bullicio de años anteriores», ha destacado el gerente Fidel Messeguer. Las motos de aficionados ya no invaden las aceras como en ediciones anteriores, aunque resaltó la presencia de algún que otro nostálgico. Aficionados, escuderías y hosteleros viven un mundial inaudito.
Para los protagonistas «es triste» no contar con su público. Insisten en que es un sacrificio por el bien de todos.