Una fuerza de la naturaleza de energía desbordante, polifacético, amante de la historia o de la geología, apasionado de las fuerzas armadas, a las cuales sirvió y quería, de gran inteligencia, capaz de diseccionar con precisión una situación de la actualidad nacional o internacional, noble, de fuerte temperamento, amigo inseparable de los viajes y del saber, de alma hedonista, bromista y leal…de esas y muchas más maneras recordaremos a Miguel Gargallo Llaquet. Y lo haremos con una sonrisa escapando de nuestros labios, pues es una persona imposible de olvidar. Su salud le jugó una mala pasada en los últimos tiempos y una persona con esa capacidad de vivir, difícilmente se iba a resignar a convertirse en una suerte de anacoreta. No olvidemos que lo más importante que podemos tener es la salud, pues solo de su mano puede venir todo lo demás que nos ofrece la vida.

Continúo con el legado de su padre, por eso hoy hablar de su apellido y Aragón, es hablar de valores como la lealtad, la diligencia y la servidumbre, valores que se acrecientan en extremo si de Teruel hablamos. La lealtad del que solo se va de su tierra para volver más fuerte que antes y enaltecer siempre sus orígenes, la diligencia del que cuida, del que se adelanta al tiempo, pues ahora que se nos llena la boca hablando de despoblación, abandono o qué medidas tomar y el grupo Gargallo es directamente un manual de cómo combatir todos esos males desde un ejemplar accionar, pregunten en Mora, Albarracín o Villarluengo. Y la servidumbre del que, pudiendo elegir entre tantos lugares, elige nuestro territorio, para muestra un botón, seguirán inversiones millonarias como las del futuro hotel que se construirá en el antiguo convento de las Dominicas en Albarracín.

No es fácil aunar y querer sintetizar todas estas cosas, desde la médula de Barcelona al último confín de nuestra provincia, sabes Miguel que, aunque vendrán como siempre dificultades, también habrá energía y compromiso, el amor de tu familia, de tu madre e hijos que seguro que te seguirán y lo harán muy bien. Los trabajadores desde el más alto hasta el último, tratarán de seguir haciendo girar esta rueda, estará toda tu gente de Barcelona, Huesca y Teruel, un equipo que es una gran familia. Espero que descanses por fin y allá donde estés hayas retomado tus viajes. Te imagino otra vez atravesando las montañas de Marruecos, navegando por el mar como te gustaba o quién sabe si te has escapado de nuevo a la Antártida. Gracias y, pese a lo joven que te has ido, creo que estarás contento, pues con todas tus virtudes y defectos que tenías, como todos, creo has tenido un privilegio por encima de títulos, reconocimientos o cosas materiales, la alegría de haber vivido la vida con esa pasión que echaremos de menos.

Víctor Puch. Sal en la herida