¿Sabía usted que los científicos calculan que hay unos 8,7 millones de especies de animales diferentes en el planeta, y que no llega ni al millón de especies las que han sido catalogadas? La verdad que estas cifras ponen a uno en una situación de desconcierto. El ser humano, supuestamente la especie más inteligente y con más capacidad tanto de creación como de destrucción, no ha sido capaz de haber catalogado a todas las especies existentes con las que compartimos nuestro planeta. Pero sí que hemos sido capaces de adoptar costumbres y hábitos de muchos de los animales que hasta ahora conocemos.

Y es que siempre se ha dicho que la naturaleza es muy sabia, y por eso es muy importante que dejemos de pensar que estamos por encima de muchos animales. Nos vendría muy bien en nuestra vida, quitarnos esa prepotencia e intentar aprender de nuestros vecinos.

¿Os imagináis a una tortuga invirtiendo en los mercados? Yo diría que la tortuga sería más bien un perfil conservador. ¿Qué perfil tendría un guepardo? ¿y un oso hormiguero?. Y usted cuando opera en los mercados, ¿a que animal se parece más?. Seguro que nunca se ha hecho estas preguntas, pero igual son más importantes de lo que pensamos.

Si viéramos al mercado nuestra fuente de alimentos, y nuestro capital inicial que destinamos a la inversión, fuese nuestra energía, podríamos buscar unos parecidos razonables, de los que podemos aprender bastante sobre nuestra forma de operar.

Hay cierto tipos de animales, que no se pasan el día comiendo pequeñas presas, si no que son capaces de pasar incluso semanas sin comer nada, pero eso sí, cuando dicen de cazar, solo se fijan en presas grandes. Otra cualidad que tiene este tipo de animales, es que no suelen fallar. La paciencia prima sobre su ansia de comer. Guardan su energía para cuando realmente la van a necesitar. Y su disciplina está por encima de su hambre. Evitan situaciones de riesgo y aprenden a habituarse a las diferentes situaciones de su entorno.

Si cuando realizamos nuestras inversiones, nos pareciéramos un poquito más a estas especies de animales, nuestro éxito estaría casi asegurado. Pero en cambio, nos comportamos con demasiada impaciencia. Intentamos adelantarnos al mercado, por miedo de perder según qué precios. Y esta manera de operar, renunciando a la paciencia y a la disciplina es un juego muy peligroso. Deberíamos aprender de estos animales y ser pacientes en nuestras inversiones. No obligarnos a estar siempre en los mercados, desperdiciando energía emocional cuando las operaciones no nos salen bien. Procuremos guardar nuestras energías para el momento más oportuno.

Raúl Cirugeda Conejos – Caja Rural de Teruel