Se enrareció el ambiente en el último pleno de la corporación en Andorra. Tras unos meses de menor incidencia en las diferencias entre grupos, en este último pleno salieron a flote discusiones y polémicas varias que generaron un debate agrio.

Siempre lo he dicho; que la política municipal es muy desgastante y fangosa, más en una corporación como la andorrana que no ha sido precisamente una balsa de aceite. Llevábamos años parados como ayuntamiento y eso lo sabe la mayor parte de los andorranos. La dejadez preocupante de anteriores equipos de gobierno cuyo inmovilismo ha contribuido en parte a la agudización de la crisis que vivimos es, al menos para mí, un hecho irrebatible.

Ahora se han cambiado en buena medida los representantes públicos y creo que todo el mundo merece una oportunidad de generar la nueva manera de gestionar que es necesaria, aunque se detectó mucha crispación, a mí si me gustaría, más allá de maneras de ver las cosas que cada uno pueda tener, tratar de evitar en la medida de lo posible entrar en esa espiral de crispación, aunque sé perfectamente que es muy difícil, pues son muchas cosas las que no se han hecho de la manera correcta en los últimos años.

Me quiero quedar con algún concepto en el que se debe profundizar, el de la ejecución. Todos los grupos de una u otra manera lo citaron, en el caso de Andorra y las comarcas mineras hace especialmente referencia a los convenios, planes, etc. que se han ido firmado y cuya ejecución se ha quedado a medias. Se debe incidir sobre todo en que se cumpla lo firmado y si lo firmado es abstracto se debería poner énfasis en que no sea así.

Sé que todo esto suena un poco a fácil de decir y difícil de hacer, pero al final lo que se haga marcará más la diferencia que lo que se firme y el reloj sigue corriendo en nuestra contra.
Andorra ha asumido la realidad. Por eso entre otras cosas creo que han perdido fuelle las movilizaciones. No creo que ningún andorrano desee el mal a otros vecinos, pero cuando la realidad es tan grande que no hay resquicio para la duda, es mejor centrarse en lo real y plausible. Y lo real y plausible es, políticamente, exigir que se cumpla lo firmado y trabajar, trabajar mucho para que puedan llegar las empresas, labor ésta de una dificultad inmensa pero si algo le aplaudo y aplaudiré al alcalde que tenemos ahora mismo, es que vaya a tocar todas las puertas que se puedan. Es la única manera, y ese concepto también creo que ya lo tenemos claro. Es donde hay que centrar la mayor cantidad de esfuerzos. Los tiempos de concentrarse en quedar bien con el asociacionismo local y cumplir con un horario como si de un funcionario más se tratase han pasado a mejor vida. Estamos en otra realidad y no queda otra más que salir a tocar puertas. Es así y el mundo que vivimos funciona de esa manera, apoltronados en nuestras viejas trincheras no conseguiremos nada.

Víctor Puch