Los días de fiestas en Andorra sirven para constatar una realidad más allá de los problemas. Andorra no es sólo un pueblo vivo, es todavía y por largo la tercera localidad más poblada de la provincia.


Es una verdadera multitud la que asiste a los actos, la carpa se llena sobremanera los días que coinciden con el fin de semana o la festividad local, las calles se llenan y en todos los actos de distinta índole es fácil encontrar mucha gente. Es una obviedad que los pueblos se llenan para sus fiestas, pero lo de Andorra dado su tamaño no deja de llamar la atención, encima ciertamente es un pueblo abierto, que asiste a los foráneos como pocos. Aún recuerdo cuando tenía que explicar que en Andorra cualquiera puede venir a una peña y tomarse lo que quiera. He estado en bastantes pueblos de fiesta, incluso en nuestra propia comarca y lo de que compartan contigo las peñas lo que tienen, no es tan frecuente como en Andorra. De hecho los peñistas sabemos que el dinero que ponemos es más bien, para que todo el mundo que venga pueda tener lo mismo que nosotros.


Una vez finalizadas las fiestas se nota muchísimo el bajón, antes también pasaba, pero ahora se acentúa más, hemos perdido mucha población y la diáspora andorrana es cada vez mayor y más globalizada, pues ahora es raro ya el que no tiene un conocido en el extranjero. Cada vez nos parecemos más a los pueblos pequeños, esos que se llenan la semana de las fiestas una vez al año.


Pese a todo y sin querer pecar de victimismo, es evidente que las fuerzas vivas de Andorra siguen ahí y el futuro es más plausible que nunca si se encamina bien. Me gustaron mucho las palabras del alcalde Amador refiriéndose al acto donde se obsequia a los nacidos este año con el cachirulo de nuestras fiestas, vino a decir que cuando ves actos como ese, sientes la responsabilidad de luchar y sacar adelante a nuestro pueblo.


Y eso es lo que hay que hacer. Andorra fue durante buena parte del siglo XX la pieza mejor engrasada de la locomotora de la economía turolense, tenemos como ningún otro pueblo una mezcla de gentes que vinieron de media España para sacar carbón o transportarlo, tenemos todavía un gran potencial humano, pero la paciencia de la gente no es infinita. Estamos hartos ya de tanta discusión e ineficacia con fondos de reconversión, dineros que no sirvieron o proyectos inacabados, hacen falta cosas concretas, pues si Andorra vuelve a afinar su maquinaria repercutirá muy positivamente en el resto de comarca y provincia.


Me ha alegrado mucho presenciar el potencial de esas fuerzas vivas que antes he mencionado y me ha alegrado mucho porque a veces como todos, me dejo llevar por un victimismo o pesimismo innecesario, pero no, ahí está Andorra y piensa seguir estando y más quisieran muchos tener esa fuerza que todavía transmite nuestro pueblo


Me ha alegrado mucho presenciar el potencial de esas fuerzas vivas que antes he mencionado y me ha alegrado mucho porque a veces como todos, me dejo llevar por un victimismo o pesimismo innecesario, pero no, ahí está Andorra y piensa seguir estando y más quisieran muchos tener esa fuerza que todavía transmite nuestro pueblo

Víctor Puch