Llevamos demasiado tiempo instalados en la melancolía. Y esa tristeza se traslada a todos los ámbitos de nuestra sociedad y, en estos momentos, se acerca cada vez con más ahínco a nuestra querida vida política. Dentro de las ideologías que abarca nuestro espectro en nuestro país, la más melancólica puede ser el liberalismo. Y si un individuo quiere ser coherente con sus ideas, entenderá que ahora más que nunca, hay que apostar por ese pensamiento político que lo representa Ciudadanos en nuestro país.
El liberalismo es una doctrina, siempre está en un constante examen, siempre velando por la pureza de los actos cometidos, siempre poniendo la otra mejilla, y siempre expuesto a sacrificarlo todo y ofrecerlo a la opinión pública, para su posterior escarnio. Esto es lo espiritual, lo divino. El liberalismo, digamos, que no es humano.

Lo humano es la polarización a la que asistimos últimamente a nivel político. Lo humano es la Guerra Civil. Lo humano son esas tribus que buscan el enfrentamiento continuamente. Lo humano es pedir libertad para un cantante de rap y a la vez pedir una condena para alguien que hace un chiste del otro bando. Lo humano es intentar a base de golpes de Estado independizarse… Pero lo verdaderamente humano es ser liberal de izquierdas y derechas y coincidir en la necesidad de proteger la libertad de todos.

El liberalismo camina en la delgada línea que defiende la libertad individual frente al Estado y también frente a los monopolios privados, que defiende los derechos de las minorías, la libertad de prensa y de expresión… si estas premisas las quiere para sí cualquier individuo, no alcanzo a entender por qué se penaliza tanto el centro político. ¿Quizás no estamos preparados para ser moderados, para pedir una sanidad igual para todos, para pedir un sistema educativo y no diecisiete, para demandar tolerancia cero contra la corrupción, para bajar los impuestos a las familias?

Creo firmemente que España necesita un partido liberal en el Gobierno.

Andrés González – CIUDADANOS Andorra