Han pasado ya varios días desde que la Central Térmica de Andorra dejara de producir energía. Unas jornadas en las que del Ministerio de Transición Ecológica solo hemos conocido su anuncio de que en poco más de tres meses saldrá a la luz la Ley de Transición Justa. Una norma que traerá consigo aparejadas medidas que favorezcan y apoyen a las zonas afectadas y a los trabajadores por este cierre tan ideológico.

Hoy cientos de trabajadores, hasta hace escasos días en plena actividad, todavía desconocen qué es lo que les va a deparar el futuro. Un porvenir lleno de incertidumbre, con numerosos interrogantes y que tiene en vilo no solo a los que dependían directamente del sector del carbón, sino también a toda una provincia. Mientras el Gobierno de Sánchez solo pronuncia buenas palabras y propuestas a futuro, las dudas siguen más que presentes.

Por si esto fuera poco, nuestros agricultores empiezan a padecer en primera persona las calamitosas decisiones del Ejecutivo radical del PSOE y Unidas Podemos. Unas medidas que están afectando gravemente a la venta y comercialización de un producto de primera calidad y gran reconocimiento como es nuestro aceite de oliva.

El aumento de la carga fiscal que el Gobierno de España ha impuesto a nuestros autónomos, la mayor fiscalidad implantada en la contratación de personal y la subida del impuesto al diésel, están dañando gravemente los bolsillos de nuestros agricultores. Todo esto está provocando que los costes de nuestros productos agroalimentarios se estén elevando de tal forma que se vea limitada su comercialización.

Si esto fuera poco, el Ejecutivo Sánchez ha decidido poner en marcha la denominada Tasa Toby, comúnmente conocida como «Tasa Google». Un impuesto que perjudica notablemente a la implantación de empresas tecnológicas en nuestro país y que ya ha tenido sus primeras consecuencias: EEUU ha establecido aranceles de protección a los estadounidenses sobre los productos importados del exterior como es el aceite y el vino español.

En definitiva, un cúmulo de despropósitos que dañan la economía de nuestros pueblos y también aceleran la despoblación. Por eso no puedo sino decirles a los señores del Gobierno radical de España que el orden de los factores en la toma de decisiones sí que altera la economía de nuestros bolsillos.

Alberto Herrero – PP Calanda