Despoblación, repoblación, desolación, abandono, colonización, asentamiento, nuevas oportunidades… infinidad de palabras vienen a mi mente cuando pienso en muchos de nuestros pueblos y analizo el poco tiempo que nos queda para conseguir que no desaparezcan.

Recientemente el Gobierno de Aragón, con el Consejero de Vertebración a la cabeza, el Sr. Soro presentaba 380 acciones contra la despoblación, 15 ejes, 70 objetivos, 122 estrategias, 184 medidas y 4 normas… Bufff todo un arsenal de medidas que desde luego estudiaremos en profundidad, que seguro que contribuyen de una u otra manera a poner soluciones concretas, pero que creo que quedan muy bien de cara a la galería, que son muy vendibles, muy de foto pero poco tangibles, me explicaré:

Todo esto está muy bien, todas las ideas son pocas, pero muchas de estas soluciones se toman desde lejos de esos pueblos, se toman desde Zaragoza o desde Madrid sin saber a ciencia cierta lo que es la vida en un pueblo.

Soluciones a un problema, que desde luego ni es nuevo, ni de pocos años, que nadie tiene la barita mágica para solucionarlo, y que si fuera fácil ya se habría solucionado, pero… creo que a veces, nos «enreligamos» demasiado en darle forma a muchas estrategias, medidas, objetivos y soluciones, y nos dejamos de lado el ser prácticos. Igual sería mejor preguntar a la mentalidad más «simple» de un niño y que nos respondiera a la siguiente pregunta:

¿Tú qué necesitas para quedarte o para ir a vivir a un pueblo pequeño?

Y el niño seguramente nos contestaría de manera sencilla, sin grandes documentos, ni objetivos, ni estrategias, pero seguro que nos diría verdades como puños:

Creo que diría algo así:

«Para quedarme con mis padres en el pueblo, estas son las cosas que yo necesitaría:

-Que mis padres puedan trabajar, sino en el mismo pueblo, cerca para que puedan ir y venir pronto del trabajo.

-Que podamos vivir en familia, es decir, oportunidades de que podamos compaginar la vida familiar y laboral, es decir que mientras mis padres trabajan yo pueda estar en una guardería, en un colegio o en alguna actividad extraescolar.

-Que cuando me ponga enfermo puedan atenderme un médico sin tardar demasiado.

-Y una cosa muy importante para mí, diría el niño, es que pueda tener conexión a internet y cobertura móvil, es decir, que aunque esté con pocos niños en el pueblo pueda estar en contacto con cualquier lugar del mundo, con mis tíos, con mis primos, con el resto del mundo.

(Esto es el mundo globalizado en el que vivimos en pleno S. XXI poder hablar con cualquiera desde cualquier lugar por muy pequeño que sea).
Esto creo que es lo que diría un niño, pero es que no sé yo si la gente que vive actualmente en el medio rural pediría mucho más…yo creo que no.
La gente que vive en el medio rural está acostumbrada a no ser demasiado exigente, se conforma con poco, que no quiere decir que sean conformistas, pero desde luego no pediría que le coloquen un tranvía que una un pueblo con el otro, no pediría un helipuerto ni pediría neurocirujano para su pueblo.

No son demasiado exigentes pero tienen derecho a exigir elegir donde vivir, sin lujos, humildes pero con dignidad.

En las últimas semanas algunas localidades del Bajo Aragón histórico se han quedado sin médico, servicio básico para la subsistencia de un pueblo.
Solo piden tener «algún día a la semana» medico, por si les duele la rodilla, por si tienen que pedir recetas o por si les tienen que trasladar porque tienen algo más grave. Esto no creo que sea pedir grandes comodidades.

Todos sabemos que los servicios en un pueblo pequeño son más caros, porque se atiende a menos personas con el mismo gasto. Son muchas las distancias que por carreteras sinuosas se tienen que recorrer para llegar a la localidad, pero debemos tener claro, yo lo tengo claro, que viva donde viva uno tiene derecho a recibir los mismos servicios básicos que otro que viva en el otro lugar de Aragón.

Ahí las administraciones tienen que buscarse la vida para solucionarlo, no valen excusas de que «no hay médicos que quieran venir», ni de que los «profesionales se apañen».

Si el gobierno de Aragón no puede pues que lo haga, como sea, no hay excusas, para eso tienen que estrujarse el cerebro, y buscar una solución, ahí tienen una medida cuantificable contra la despoblación, no tienen que inventar mucho más.

Muchos de los médicos que optan por el medio rural son vocacionales, no sé si volveremos a ver a aquel médico que se iba a vivir al pueblo con toda su familia, no sé si se irán a vivir a grandes ciudades e irán y vendrán, lo que sí que se es que no podemos es obligar a las personas a vivir donde no quieran, pero lo que sí que podemos y debemos hacer es permitir que las personas vivan donde elijan, vivan donde quieran hacerlo.