Alcañiz acogió el fin de semana del 11 y 12 de diciembre el primer encuentro de Mujeres Vecinales de Aragón, una cita que concluyó con una mesa sobre violencia de género y medio rural. Algunas de las conclusiones que se extrajeron de este encuentro son la necesidad de crear una red autonómica, tomar un nombre y una imagen común y volver a reunirse. Esta jornada estuvo impulsada desde la Confederación de Asociaciones Vecinales de Aragón (CAVA). La vicepresidenta es Carmen Turégano, que también es la responsable de la Comisión de la Mujer de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ). Formó parte de la reunión que representantes de la Red Estatal de Mujeres Vecinales mantuvo en Madrid con la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Entre las conclusiones extraídas del I Encuentro de Mujeres Vecinales de Aragón celebrado en Alcañiz se acordó crear una red autonómica. ¿Es importante ir todas juntas?
Imprescindible porque tenemos la experiencia de Zaragoza, que estamos dentro de de la Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales. Hacer el encuentro en Alcañiz era importante por el sitio y porque es importante crear una red para trabajar conjuntamente. Aunque vayamos con el mismo fin, las experiencias de cada territorio son diversas y se trata de enriquecernos, de ver las necesidades que tenemos cada sitio, acompañarnos y crecer.
¿Qué sentido tiene el asociacionismo vecinal?
Yo he colaborado siempre en asociaciones vecinales y antes teníamos otras necesidades porque no existía el asfalto ni escuelas infantiles y la sanidad prácticamente tampoco existía. Ahora la situación es otra. Aunque nosotras llevamos 20 años saliendo a la calle denunciando la violencia machista, a raíz de 2017 nos hemos sentido empoderadas porque muchas mujeres nos acompañaban en lo mismo en la calle. Vemos la necesidad de muchas mujeres de luchar por la igualdad y luchamos por eso, por eliminar la violencia machista en los medios urbanos y en los rurales, que para mí era un desconocimiento y en la charla se me han abierto las carnes. Hemos visto en los vídeos lo solas que están y la necesidad que tienen de tener a alguna persona acompañante que les ayude a salir de esa situación.
Según el estudio de Fademur, más del 40% de los asesinatos machistas en 2021 en España son en pueblos.
A veces nos sentimos el ombligo del mundo cuando estamos en Zaragoza. Tenemos que poner los pies en el suelo y darnos cuenta de que si nosotras lo tenemos difícil para que se nos acerque una mujer víctima de violencia machista porque le resulta difícil en una ciudad donde todo es más invisible, en un pueblo en el que todo el mundo te reconoce… Sin embargo, normalmente lo que pasa detrás de una puerta no se sabe, se oculta porque además te estigmatizan y te acabas marchando. Se me ha encogido el corazón viendo que en algunas cosas avanzamos pero hay situaciones realmente graves.
En cada pueblo hay asociación de mujeres, ¿cómo han evolucionado?
Estoy esperanzada. Me contaban en un pueblo junto al Moncayo que habían hecho una reunión del 8 de marzo y estaban tres y la ponente pero que se ha creado una asociación joven de mujeres que tienen esas inquietudes. Creo que la implicación de los jóvenes en los pueblos, y sobre todo, mujeres concienciadas, es lo que hace avanzar a la sociedad y que la gente se implique y sepa que va a tener un referente.
El jueves se reunió con la ministra de Igualdad como miembro de la Red Estatal. ¿Qué balance hace?
Nos recibieron Irene Montero e Isa Serra y éramos cinco mujeres en total y las cinco en la misma sintonía, fue muy cercano. Montero se quedó perpleja de la capacidad que tenemos las asociaciones vecinales, que por otro lado también somos muy desconocidas. La reunión fue fructífera y un primer paso porque nos emplazó a más encuentros. Los recursos son necesarios aunque haya mucha gente que luego piense que somos chiringuitos. Si no fuera por nosotras la sociedad estaría muchísimo peor, somos más de la mitad de la población y desde luego, si no cuentan con nosotras esta sociedad será muchísimo más injusta.
Concienciación= +trabajar