‘De la vocación a la extinción’ es uno de los mensajes que acompañan al título de la película que está previsto que llegue a las salas de cine en 2022. La zaragozana Silvia Pradas debuta en el mundo del largo documental con este proyecto que surgió hace ya tres años y que ha ido cocinando poco a poco a tiempo real. Durante un año, el equipo estuvo acompañando a seis pastores de Aragón y de Soria para compartir con ellos y sus familias el día a día del oficio y, en definitiva, un estilo de vida que está en serio peligro de desaparecer.
Este viernes fue el día elegido para un adelanto en sociedad con la presentación de la película en los Cines Aragonia de Zaragoza para la prensa, autoridades, familias y amistades invitadas. Entre ellos, los seis pastores que esa misma tarde se ponían cara ya que el rodaje con cada uno de ellos fue por separado. Se trata de Lorena Genzor, Alberto Riba, Antonio Enfedaque, Joaquín Guillamón, Lorena Palacio y José Luis Hernández.
Durante más de un año, el equipo de la película -100% aragonés- ha recorrido las localidades de Valderrobres, Galve, Visiedo, Linares de Mora y Mosqueruela, en Teruel; Villanueva de Gállego y Zuera, en Zaragoza; Viu de Linás, Linás de Broto y Broto, en Huesca; y Pobar y Almajano, en Soria.
Alberto Riba es el ganadero que pone rostro a Valderrobres y por ende, a un sistema natural particular, ya que este también era otro objetivo de la película: ver el pastoreo desde áreas esteparias hasta montaña. Riba y su esposa aparecen también acompañados de sus perros. Riba los adiestra desde hace tiempo y es otra de sus grandes aficiones. El de Valderrobres es presidente de la Asociación de Ganaderos de Ovino del Matarraña desde donde ya alertaba desde hace tiempo del riesgo de desaparición de esta ganadería.
Un año recorriendo el territorio
Este largo documental está dirigido por Silvia Pradas, el productor ejecutivo es Javier Llovería y Camino Ivars es la jefa de producción y responsable de comunicación. Juan Plaza Gómez es el director de fotografía; y Marc Jovani y Salil Bhayani de la música. Está producido por la productora aragonesa Crew Films. Como indican, «La Senda del Pastor» pretende ofrecer al espectador un viaje a través de la vocación de seis pastores que ven, día a día, cómo el oficio que aman llega a su fin. Un recorrido a lo largo de un año que permite comprender cómo han llegado hasta el momento actual y hacia dónde se dirigen. Una reflexión sobre una forma de vida que trata de preservar una profesión antigua que parece no tener lugar conforme la sociedad evoluciona.
El documental realiza una apuesta visual y sonora muy cuidada que es guiada por la voz de los propios pastores, «algo poco habitual en documentales de esta temática en nuestro país». Se trata de «un largometraje a medio camino entre el género etnográfico y social, que logra emocionar al espectador a través de una serie de entrevistas intimistas que trascienden del propio oficio».
Apoyos y un momento clave para el sector primario
La película cuenta con la colaboración del Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza, Diputación Provincial de Teruel, Ayuntamiento de Zaragoza y con el apoyo de Aragón TV. Además, la primera proyección del documental ha contado con el patrocinio de Grupo Pastores, «cuyo objetivo es apoyar a todas aquellas personas que defienden la labor del pastor de ovino en nuestro país».
Ángel Tarancón, director de Grupo Pastores, hizo hincapié en la presentación micrófono en mano en la idoneidad del momento en el que aparece este documental. «Seguramente cuando lo empezaron a rodar hace tres años no tenían ni idea de lo que iba a suponer pero ahora mismo estamos en un momento clave para el campo aragonés con la negociación de la PAC y es necesario que se visibilice cómo se trabaja y lo que implica la ganadería de ovino que está en peligro», dijo. «Por otro lado, este documental aborda el papel de la mujer en la profesión y desde el Grupo estamos llevando a cabo una serie de acciones en este sentido», añadió. Entre las butacas se encontraban además el consejero de Agricultura, Joaquín Olona, y el director de Cultura de la DGA, Víctor Lucea, entre otras autoridades.
Alberto Riba, ganadero de Valderrobres, en un fragmento del documental con sus ovejas y los perros que adiestra. / La Senda del Pastor Antonio Enfedaque es ganadero de ovino en Villanueva de Gállego. Reflexiona sobre la profesión en el documental junto a sus hijos. / La Senda del Pastor Silvia Pradas, la directora, en un momento del rodaje en Galve. / La Senda del Pastor Foto de familia en el estreno en los Cines Aragonia con la dirección, algunas autoridades y apoyos y los ganaderos protagonistas: José Luis Hernández; Joaquín Guillamón, Lorena Palacio, Lorena Genzor, Antonio Enfedaque y Alberto Riba, / La Senda del Pastor La imagen de Lorena Genzor y su hijo mayor en Soria es una de las más icónicas del documental. / La Senda del Pastor
En el pueblo de mi madre, Aguaton-Teruel, había varios rebaños de ovejas. Mis tíos tuvieron pastor en casa, lo recuerdo llegar por la tarde con el rebaño, entrar en la cocina y comer el sólo en una mesa.
Luego se jubiló y ya tuvieron q ir de pastores, mi tío y su hermano. Hasta q se hicieron mayores y vendieron las ovejas. Un trabajo duro, todo el día en el monte.
Desde aquí mi reconocimiento a este gran oficio: pastor de ovejas.
Yo soy la tercera generación del oficio de panadero, con lágrimas en los ojos os cuento que enseño a mis hijos el oficio para que estudien . Igual que los pastores nos hemos convertido en actores de Monesma. Están más protegidos muchos animales, cosa que estoy de acuerdo, que todos los autónomos de los pueblos del interior, (Así nos llaman a los habitantes del antiguo reino de Aragon)
Cuando era pequeño y sacaba malas notas en el colegio, mi padre me amenazaba con ponerme de pastor. Yo hacía como que lo creía y lloraba. Sabía de sobra que mi padre me quería muchísimo y nunca haría algo que amenazara mi futuro. Es curioso, nunca me tomé la amenaza en serio, pero tenía que aparentar lo contrario con firmeza. Era parte del juego. Yo era un niño, tenía 7 ó 8 años y no entendía que era eso de estudiar.
Luego maduré, mejoré en los estudios, superé con brillantez la universidad y algo más. Tuve una larga carrera profesional tanto en España como en el extranjero. No fui nunca de pastor.
Nadie debería ir pastor. Pronto no habrá pastores. Podemos tener nostalgia de otros tiempos, pero afortunadamente hemos evolucionado. La mecanización del campo llegó en los años sesenta y no parece que vaya a revertir. Las actividades económicas menos rentables han de dar paso a otras más sostenibles. La sostenibilidad económica junto con la social y la medioambiental forman los tres pilares de ese concepto tan manido.
El pastoreo hoy no se entiende sin la cobertura universal de GPS, la fibra óptica y sin esos magníficos vehículos todo terreno y quads que aparecen en segundo plano. La nostalgia no debe empañar la razón y obligar a la sociedad a subvencionar estas actividades, tan bonitas, pero tan poco rentables.
Por otra parte, habría que preguntar a los últimos pastores cuál es la razón que les lleva a continuar tan antigua y noble ocupación. ¿La falta de alternativas? ¿Las subvenciones agrícolas? ¿La retribución que obtienen del precio de la carne?
No lo sé.
¿Porqué estos pastores, los últimos habitantes del mundo rural, no abandonan sus pueblos? ¿Por romanticismo? o ¿Porque piensan heredar la tierra? ¿Quién está acaparando la tierra agrícola en el mundo rural consecuencia de la despoblación? Tal vez ese sería un buen argumento para otro documental similar. Posiblemente los últimos pastores podrían darnos muchas pistas de lo que está ocurriendo.
Un saludo a todos.