A sus 11 años, Iván Calvo Calvo deja una estela impecable de triunfos en cálculo mental
A Iván ya se le ha acabado el verano. A él y a todos los niños que ya han vuelto al colegio. Para él el inicio de septiembre ha sido un poco diferente ya que cambia el colegio por el instituto. Algo que no le preocupa mucho. Este verano tampoco ha sido como los demás.
Hace unos años Iván empezó a hacer cálculo mental. Lo hizo con Aloha, un programa que se oferta en muchos colegios y también llegó al suyo. En el Tomás Alvira de Zaragoza, -el mismo del que ya se ha despedido-, comenzó con las fichas. Frunce el ceño al recordar cómo fue esa primera experiencia porque sencillamente no se acuerda. Fue hace cinco años. Lo único que sabe es que le gustó en cuanto vio que no se le daba mal aquello de resolver operaciones en un tiempo acotado.
Operaciones que con el paso de los años se han ido endureciendo pero él ha seguido resolviéndolas con la misma rapidez. Tanto que en estos años Iván ha ido sumando títulos. El inicio del programa incluye el ábaco como sistema para contar. «Ya no lo uso físicamente, lo visualizo mentalmente», dice. Derriba el mito de que las Matemáticas no sirven para el día a día ya que programas así aportan además agilidad mental y memoria fotográfica, entre otras cosas.
Lo que empezó «por probar» se convirtió en primeros puestos en los campeonatos regionales y nacionales en su nivel. Este año también. Pero el primer puesto en el regional llegó acompañado de la propuesta desde Aloha de acudir al mundial. «Ir a Moscú no lo veíamos muy claro pero viendo lo bien que lo había hecho siempre y que es su último año para poder competir por edad, pensamos que debíamos hacer el esfuerzo». Habla su madre Esther. Lo hace sentada a la mesa del comedor de la casa familiar de Vinaceite, la misma en la que tantas fichas ha hecho Iván verano tras verano para practicar.

La familia tomó ese avión en julio, una semana después del final del mundial de fútbol. De hecho, contaron con el apoyo de Knauf Industries, la empresa en la que trabaja José Antonio, el padre de Iván. El joven pasó los días previos ensayando el nivel 10, uno que todavía no había tocado y que ya se complicaba. «Pensaba que me iba a ir bien pero no tanto», dice sentado en la misma mesa.
El reto del Aloha Mental Arithmetic en Moscú fue completar 70 cálculos matemáticos en solo cinco minutos con el menor número de errores posible. Compitieron 600 niños de más de una quincena de países y en el que los españoles hicieron un buen papel. Iván consiguió ser el segundo mejor del mundo en el nivel 10.
Protagonista de las fiestas
El triunfo de Iván no ha pasado inadvertido. Recibió las felicitaciones de la Comarca del Bajo Martín, el Gobierno de Aragón y de sus dos localidades. Fue invitado a presenciar el chupinazo de La Puebla de Híjar, el pueblo de su padre, desde el balcón y Vinaceite le nombró pregonero de las suyas.