No quedarse con la duda es una de las actitudes que le llevan a avanzar. Eso, y su sed de aprendizaje. Zeus Pueyo (Alcorisa, 1985) eligió dedicarse a la forja porque, entre otras cosas, es un sector con múltiples aplicaciones y eso le mantiene motivado.
Se marchó a Zaragoza con billete de vuelta. «Tenía muy claro que quería estar en mi pueblo y me puse fecha límite», dice. Estudió el grado y acumuló toda la experiencia laboral que pudo. «Una ciudad te brinda oportunidades de trabajar en determinados tipos de empresas que aquí no hay y esa experiencia me vino muy bien», añade. Pasó por varios puestos de trabajo porque «cuando sentía que no avanzaba más trataba de buscar otra empresa en un campo completamente diferente dentro del sector». Quería volver y lo hizo con el plan de establecerse por su cuenta y antes de cumplir los 30 arrancó su taller de metalurgia en Alcorisa y su ilusionante fragua en Foz Calanda, el pueblo del que desciende.
Siempre ha sentido admiración por la forja. Cada iglesia o catedral es un lugar lleno de estímulos para Zeus que no se queda con la duda. «Siempre me llama la atención cómo harían determinados elementos, me fijo y voy probando», sonríe. Celebra que se vaya rescatando la forja del olvido al que fue relegado en beneficio de los procesos más modernos e industriales hace años. «No abunda pero en internet vas viendo a más gente que hace algo de forja», apunta.
Sonríe al pensar en todo lo que hace: «de todo». Concentra en su trabajo las labores más funcionales y urgentes del día a día con las artísticas. Reconoce que «se nota un poco» el auge que ha tomado lo antiguo y rústico a la hora de reformas en casas por ejemplo. «Herreros, herreros… Por esta zona, con 34 años que tengo, he visto a pocos que se dedicaran a esto», reflexiona. Él ha revitalizado este oficio al tiempo que lo combina con la soldadura moderna realizando los trabajos que le solicitan, que puede ser desde soldadura hasta mecanizado y reparaciones de todo tipo hasta carpintería metálica. No son pocas las veces que tiene que salir a una llamada al monte a reparar alguna maquinaria que se ha averiado en plena labor agrícola o lo reclaman para ver una cerradura rota.
Observa que no sobra la mano de obra especializada en un territorio donde hay posibilidades. «En un sitio con agricultura y ganadería un herrero siempre va a hacer falta y va saliendo trabajo», dice. De igual modo, considera que no existe un mantenimiento de los elementos de forja de muchos edificios históricos. «No se suele actuar hasta que la pieza en sí está tan oxidada que solo queda sustituirla por otra y así se pierde parte del patrimonio», reflexiona. A nivel de particulares, los encargos le llegan según la característica del edificio o la casa. «En función de a lo que se preste piden algo más moderno, pero si piden algo más rústico de forja, ya es maravilloso», cuenta divertido. Algunos encargos llegan con las directrices muy claras pero en otros casos, son muy abiertos a su creatividad. «Ese trabajo es el que realmente disfruto», sonríe.
Pruebas e investigación
Manipula «todo lo que tiene que ver con el metal» y ahí entran también detalles de orfebrería de lo que hay buena muestra en su página de Facebook. De sus manos salen collares, pulseras, detalles para indumentaria de recreación… Primero son un dibujo en papel con sus proporciones y luego un boceto a escala en chapa, que es más manejable. «Cada pieza es única, eso lo valora mucha gente que me hace un encargo porque quiere que su manivela de la puerta o su reja no estén hechas en serie», apunta. En sus ratos libres va estudiando distintos metales, fundiendo alguno, haciendo moldes… «A ver hasta dónde puedo llegar», dice.
Toma el testigo en EncontrARTE de Fernando Brun con quien, además de raíces en Foz, le une esta inquietud por dar segundas oportunidades a los metales. Pueyo intenta aplicar técnicas lo menos invasivas para la pieza, de ahí la necesidad de estudiar y probar y es que históricamente, el metal se ha reutilizado. «Lo puedo reciclar mil veces, se dice que el hierro es como el cerdo, que se aprovecha todo, y es así porque menos la escoria de la fragua yo lo reutilizo todo. Si lo fundes tiene todas las propiedades», concluye.