Un mes después de que un tornado y múltiples granizadas, incendios y lluvias haya asolado los municipios de Alcañiz, Andorra, Calanda, Mazaleón, Nonaspe, Castelnou o Villarroya, los daños ocasionados continúan reparándose a día de hoy. Los ayuntamientos de los municipios perjudicados se ven colapsados mientras coordinan unos siniestros que, a pesar de no poder cuantificar con exactitud, solo en Alcañiz podrían ascender a 1,3 millones de euros. Entretanto, la situación se agrava todavía más cuando recuerdan que, a diferencia de otros territorios del país, el Gobierno central continúa responder a la declaración de «zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil» (anterior zona catastrófica) a este conjunto de localidades como zona catastrófica (salvo Nonaspe), lo que impide el reparto de cualquier tipo de ayuda que contribuya a mitigar unas «devastadoras consecuencias».
La racha de unos fenómenos meteorológicos históricos hasta la fecha se inició con el incendio de Nonaspe, el cual se originó el pasado pasado 16 de junio en una finca del municipio quemando un total de 2.008 hectáreas (745 de este término municipal y 1.253 de Mequinenza). Hasta 114 kilómetros de pistas y caminos quedaron completamente deteriorados por las llamas, y 80 agricultores nonaspinos vieron calcinadas sus propiedad. Las consecuencias todavía siguen presentes para los vecinos, quienes recuerdan el incendio como un antes y un después en sus vidas.
Estos son algunos de los datos que revela el informe encargado por el ayuntamiento de ambos municipios. Los consistorios contrataron a una empresa para hacer vuelos con drones a fin de conocer con mayor exactitud la superficie calcinada, y después una ingeniería forestal identificó las parcelas declaradas por los agricultores y ganaderos.
Estos terrenos calcinados por los fuegos el pasado junio sí fueron declarados zonas catastróficas en el decreto aprobado por el Consejo de Ministros el día 27 de ese mes. En cambio, otros territorios como Andorra todavía continúan reclamando esta declaración. Allí, en cambio, la histórica tormenta de granizo acompañada de intensas rachas de viento que alcanzaron los 146 km/h fue lo que provocó importantes destrozos en calles, vehículos, viviendas y comercios. A día de hoy, el Ayuntamiento de la localidad trabaja en un proceso de vuelta a la normalidad que continúa retrasándose incluso cuando ya ha pasado un mes desde la fuerte pedregada. «Los arreglos municipales más inmediatos se están llevando a cabo, pero en otros casos todavía estamos bastante paralizados porque seguimos dependiendo de ver qué se cubrirá o no en las ayudas por zona catastrófica, si es que esta llega a declararse», explicó Alejo Galve, teniente de alcalde.
Todavía siguen sin contar con una cuantificación exacta de los daños, aunque asumen unas pérdidas millonarias en gasto municipal. A ello se unen otros problemas de ámbito privado generados por el colapso que también sufren los seguros ante la gran demanda de peticiones que llegan en agosto, «un mes complicado» de por sí dado que la mayoría de trabajadores suele encontrarse de vacaciones.
«Los vehículos fueron otros de los grandes afectados por la piedra, y ahora la mayoría de seguros están declarando siniestro total en el 90% de los coches dañados, lo que genera todavía más preocupación entre los vecinos afectados», añadió Galve.
Tampoco cuentan con ayudas inmediatas municipios como Mazaleón, donde las lluvias torrenciales y el granizo causaron unos «cuantiosos daños» que, según afirmó el alcalde de la localidad, Rafael Martí, podrían ascender a unos 90.000 euros correspondientes solo a gasto del Ayuntamiento, cantidad a la que también habría que sumar casos particulares.
La tormenta en este municipio descargó con intensidad torrencial y llegó acompañada de granizo inundando viviendas, calles y varios huertos del municipio, con la peor parte para los cultivos leñosos. Ante la gravedad de las consecuencias, las reparaciones tuvieron que ser inmediatas. «Ese mismo día ya estábamos decidiendo cómo actuar, no podíamos esperar una declaración que todavía ni si quiera ha llegado», recordó Martí.
En estas tres semanas han llevado a cabo «intensos» trabajos de reparación en zonas como el cementerio o la piscina municipal, aunque las mayores pérdidas se manifiestan en una cosecha que pese a ya encontrarse en crítico estado por las heladas terminó de deteriorarse por completo tras la llegada de la piedra.
Las mismas consecuencias se dieron en el sector agrícola de Calanda, donde la doble pedregada que afectó a los campos del municipio también destrozó la cosecha de melocotón por completo. La declaración de zona catastrófica, para el alcalde, Alberto Herrero, sería una solución para los agricultores de la zona, quienes están sufriendo las consecuencias de manera directa. «Estamos esperando a que se reactive la actividad parlamentaria en septiembre, y entonces se supone que nos tienen que dar una respuesta. Sin embargo, el Gobierno si ha declarado otras zonas como catastróficas durante estas semanas, por lo que no entendemos porque no lo han hecho ya», afirmó Herrero.
El municipio también sufrió diferentes daños en el casco urbano y otras inmediaciones como pueden ser los diferentes caminos rurales para los que el consistorio otorgará una partida económica de 37.000 euros para su mejora y mantenimiento. Estas actuaciones ya estaban pendientes, aunque, según apuntó Herrero, tuvieron que «incrementar el presupuesto» debido a las consecuencias del granizo.
Otros gastos elevados también han tenido que afrontar municipios como Alcañiz, donde el histórico tornado y las fuertes lluvias causaron unos daños que a día de hoy continúan en marcha y podrían ascender a un total de 1,3 millones de euros. «Tan solo los daños por derrumbes ascienden a 300.000 euros, a lo que también se suman hasta casi un millón de euros por las obras de emergencia de consolidación», explicó Javier Baigorri, teniente de alcalde. Ante la cifra, según explicó Baigorri, el consistorio también espera obtener una respuesta ante la petición de zona catastrófica cuanto antes.
Municipios como Castelnou, Samper y Villarroya también se han visto recientemente afectados por fuertes fenómenos climatológicos. Ante los destrozos, por ejemplo, esta última localidad contará con el apoyo de la Diputación de Teruel para reparar los caminos afectados por las fuertes tormentas.