Los agricultores de Melocotón de Calanda D. O. del Bajo Aragón dan por finalizada una campaña de recogida con graves pérdidas para el sector en la que «hay quien no ha podido recoger nada del fruto». Mientras que el año anterior se lograban recolectar unos 4,5 millones kilos de melocotón D. O. a lo largo de los campos de todo el territorio, esta temporada, tras las adversas condiciones meteorológicas de primavera y verano, la cantidad recogida se sitúa tan solo en 1,5-1,8 millones de kilos, entre un 60% y un 70% menos. Todo ello en una campaña marcada por los elevados precios de producción y que ha sido afrontada por un sector que siete meses después de las extremas heladas todavía no ha recibido ningún pago de las ayudas extraordinarias convocadas por la consejería de Agricultura.
Estas son las primeras cifras que el presidente del Consejo Regulador Denominación de Origen Melocotón, Samuel Sancho, estima pocos días después de finalizar una cosecha que será recordada por ser una de las más cortas desde que existe esta Denominación de Origen, creada en 1999 por los productores de la zona con Calanda a la cabeza. Las consecuencias de ello se notaron desde el primer momento en el que se comenzó a trabajar en los campos y especialmente en los almacenes, donde las empresas han permanecido «a medio gas y con una merma importante en trabajadores». «La poca cantidad de melocotón ha hecho que las cooperativas hayan trabajado con la mitad de personal y prácticamente al día. En muchos casos los empleados terminaban todas sus tareas por la mañana y por la tarde ya no quedaba fruta que trabajar», apunta Sancho.
Esta falta de producto es la consecuencia directa de las «graves heladas» de abril, donde se llegaron a alcanzar hasta los cinco grados negativos que ya dañaron el 60-70% del fruto. Lo poco que podía salvarse se vio posteriormente afectado en junio con el tornado acompañado por una tormenta y granizo que ocasionó graves destrozos en campos alrededor de Alcañiz y las fuertes tormentas de granizo de julio, en las que piedras del tamaño de bolas de ping-pong agravaron todavía más los daños. Los frutales de melocotón de Calanda fueron unos de los más afectados, aunque Agroseguro estima que la superficie asegurada que ha registrado siniestro por daños por el pedrisco en melocotón se eleva a 857 hectáreas de todo el Bajo Aragón.
Aunque ha sido una «complicada campaña para todo el sector» se esperaban peores cifras. El factor que ha logrado mejorar las previsiones ha sido la venta de una de las últimas variedades de melocotón introducida en la Denominación el año anterior. Se trata de la PRO504, un tipo de melocotón cultivado en campos de todo el Bajo Aragón y de recolección más tardía que ha resistido mejor al hielo y la piedra gracias sus características. «Se ha logrado recoger hasta el 80% de su producción, lo que ha ayudado a que la merma sea menor de la esperada y se consiga una mayor cantidad de melocotón
D. O.», señala Sancho.
El resto de melocotón salvado también es considerado de gran calidad. Pero aún así, la cantidad de producción total no ha podido cumplir con toda la demanda del fruto en el mercado, lo que se ha traducido en grandes pérdidas económicas en el sector.
El poco melocotón D. O. «ya estaba todo vendido» incluso a mitad de campaña, eso sí, con unos precios mucho más elevados que en años anteriores. «Al haber poca producción hemos notado una variación en los precios brutal. Si en la campaña anterior la media de melocotón se vendió a un euro este año se ha vendido a 1,5, un 50% más caro», aproxima Sancho.
El principal foco de mercado ha vuelto a ser nacional y «especialmente en zonas adineradas donde se aprecia la categoría de este melocotón y donde se ha comprado más debido a los altos precios». También se ha mantenido la exportación a los clientes internacionales, con mercados de Francia, Suiza y Alemania como los más importantes para la Denominación y a quienes se ha abastecido con «todo lo que se ha podido y no con lo que pedían».
Todavía no se tienen datos respecto a la venta online del melocotón D. O., aunque Sancho se atreve a asegurar que esta ha sido mucho mayor que el año anterior gracias a las buenas condiciones del poco producto obtenido. «Llevamos años trabajando en esta opción, pero hay que tener en cuenta que para los envíos el melocotón tiene que ser de una calidad óptima que sea capaz de mantenerse durante días. Este año, por el momento, no se nos ha notificado ninguna entrega defectuosa», señala.
Campos que no se recuperarán
Aunque las consecuencias de una climatología «completamente adversa» no solo se traducen en este menor número de ventas, sino también en los «graves daños» ocasionados en unos campos en los que todavía no se sabe si se podrá iniciar la próxima cosecha.
En la campaña de este año ha habido quien ha podido salvar parte de su producción, pero también quien no ha podido salvar nada según la gravedad de los daños. Además, durante estos meses, los agricultores han tenido que ejercer un esfuerzo extra respecto a otros años para el mantenimiento de unos árboles que se han visto gravemente debilitados por los golpes de las piedras.
Estas arrasaron con el fruto y varias ramas en muchos de los campos. Su caída ha debilitado a muchos de los árboles, influyendo a su vez en su futuro crecimiento, e incluso llegando a generar problemas más graves relacionados con hongos que también pueden generar problemas en años venideros. «En zonas como Calanda, donde el pedrisco fue de gran cantidad, esto es algo que repercutirá seguro y hay campos que no podrán empezar», afirma Sancho.
Aunque mientras miran a la próxima campaña, los agricultores no olvidan cómo se ha vivido esta campaña. El sector ha tenido que afrontar una cosecha con pérdidas aseguradas en la que los costes de producción se han elevado con creces y sin recibir ninguna de las ayudas extraordinarias convocadas para afrontar esta situación. «Está siendo un año agrícola nefasto. En 50 años de trayectoria que llevo en la actividad de la agricultura no había vivido algo igual», declara Ramón González, presidente de La Calandina.
Siete meses después, sin ayuda
El campo continúa reclamando lo prometido. La consejería de Agricultura anunció hace ya siete meses unas ayudas extraordinarias con las que poder hacer frente a las pérdidas ocasionadas por las heladas de las que «a día de hoy todavía no se ha realizado ninguno de los pagos».
Ya en verano, tras los daños de las pedregadas, fueron muchos los agricultores que unieron fuerzas para que el proceso no se alargara todavía más. UAGA en concreto solicitó en múltiples ocasiones «una reunión multilateral» con representantes del departamento y de la organización agraria para solicitar «agilidad en las ayudas para los fruticultores», además de pedir que la almendra también estuviera incluida en dicha convocatoria. El objetivo primordial era preguntar por qué en otros lugares como Cataluña la convocatoria de ayudas ya se había abierto y no ocurría lo mismo en Aragón, aunque el encuentro nunca llegó a convertirse en una realidad.
La convocatoria oficial en el BOA de esta convocatoria de ayudas extraordinarias se produjo el 21 de septiembre, cinco meses después de registrar las heladas de abril, un suceso «totalmente anormal en esa época del año». Con publicación de la Orden AGM/1286/2022, el BOA publicaba entonces esta concesión excepcional de una ayuda directa por superficie a las explotaciones de fruta dulce de Aragón por valor de cuatro millones de euros.
El objetivo de dicha ayuda excepcional era que el sector pudiera hacer frente a las «pérdidas ocasionadas por las heladas y a las dificultades económicas generadas por la guerra en Ucrania». Sin embargo, estas «no son suficientes» según los agricultores, algo que ya anunció UAGA tras su publicación, cuando señaló que la dotación presupuestaria de esta Orden, así como los importes fijados por hectárea se quedaban escasos para cubrir las necesidades de las explotaciones.
«Habrá explotaciones que al arrancar la campaña tendrán que ir a pedir una cuenta de crédito al banco para poder trabajar. Para el sector de Calanda y sus explotaciones lo que yo pediría son hasta 150.000 euros a siete años con dos años de carencia y dos de intereses, todo lo demás no cuenta. Esto es lo que salvaría al sector y le daría un balón de oxígeno para el año que viene», recalca
Lo mismo pide Sancho, para quien dar liquidez al sector y créditos a cero de interés y con unos años de carencia sería una posible solución para que el sector pueda recuperarse. Pese a ello dichas ayudas, aunque «innecesarias» son una respuesta que debería llegar «cuanto antes», tal y como defiende Alberto Herrero, alcalde de Calanda. «La campaña ha salido adelante gracias al esfuerzo de los productores. Las ayudas deben resolverse ya para darles una mínima solución», concluye.