En medio de un mundo que parece haber enloquecido hay que intentar, en la medida de lo posible, encontrar noticias que aporten un halo de esperanza y que, por tanto, arrojen un poco de luz a tanta oscuridad. Personalmente, me han llamado la atención las novedades recientemente aprobadas en relación con «el arma más poderosa» de un país. Pues sí, me refiero a la educación y en concreto, al Real Decreto del pasado 1 de marzo que implementa un nuevo currículo para la enseñanza primaria a partir del próximo curso académico.

Cierto es que esta reforma se encuadra dentro de la LOMLOE, más comúnmente denominada «Ley Celaá», y como prácticamente la mayoría de las leyes en materia educativa, no ha quedado exenta de críticas. Prueba de ello son las numerosas manifestaciones que ocurrieron a finales de 2020, motivadas por la eliminación del castellano como lengua vehicular o las restricciones impuestas a los centros concertados. No obstante, pese a todo reproche, es posible mirar las proposiciones en cuanto a currículo desde una perspectiva más optimista. Pues es esta la esperanza hasta que el tan anhelado Pacto de Estado en educación sea realidad.

Entre sus innovaciones, permítanme destacar las que considero más oportunas. En primer lugar, la inclusión de una perspectiva de género en todas las disciplinas. ¿Cómo se llevaría esta abstracción a cabo? Pues bien, según se señala el mencionado Real Decreto, incorporando al aprendizaje las aportaciones matemáticas y científicas de mujeres o aquellas artistas y literatas. Esto, que tanta falta hace para que puedan tenerse referentes femeninos con el fin de garantizar una educación, al menos un poco más, feminista. Asimismo, considero una medida apropiada la introducción de la asignatura «Educación en Valores Cívicos y Éticos», en tanto que pretende tratar la influencia de las redes sociales, la prevención del abuso o el desarrollo del pensamiento crítico. Este último enormemente esencial para cualquier estudio posterior, trabajo, o sin ir más lejos, la vida misma.

Aunque en papel muchas de estas reformas parezcan positivas, habrá que esperar a ver la forma y el grado en el que serán desarrolladas. Desarrollo que será efectuado por las diferentes Comunidades Autónomas con base en estas enseñanzas mínimas. De este modo y finalmente, solamente queda confiar que en manos de nuestros representantes «el arma más poderosa» a la que aludía Nelson Mandela, referente por cierto también para los tiempos actuales, no se use en contra de su población.

María Micolau. Desde Valjunquera