El cuento más corto de los escritos es del hondureño Augusto Monterroso. Dice así: «Cuando despertó, el dinosauro todavía estaba allí». Pues bien, podemos decir, glosando al cuento, que a nosotros nos pasa algo similar: varios meses después de iniciada la pesadilla, cuando nos despertamos, el virus sigue ahí. Y lo cierto es que ahora nos pilla más cansados, personal y grupalmente. En el nivel personal, el agotamiento se instala en las mentes y en las vidas, unido a la conclusión de que vuelve a ser necesario encerrarse en casa, única vía, parece, de doblegar la famosa curva de los contagios. En el plano social, vemos crecer la indefensión y la precariedad de muchos conciudadanos y conciudadanas, sin trabajo y sin ingresos; la problemática de los negocios obligados a cerrar, el personal sanitario desbordado, el aumento de los fallecidos.

En la mayoría de países europeos, el panorama es muy similar: Francia vuelve al confinamiento domiciliario nacional y Alemania cierra los restaurantes y bares por un mes. Esto no nos consuela, pero vuelve absurda la búsqueda de culpables. El único culpable es el propio virus que acosa sin tregua. Será mejor, pues, dejar de lado las diferencias y acordar cómo remar juntos del mejor modo posible hacia la salida de esta situación. Cada franja de edad, cada grupo, cada persona, pensemos cómo contribuir a la solución. Por ejemplo, cómo transmitir a los jóvenes que necesitamos que administren de manera contenida su lógico deseo de estar juntos, tanto en la forma como en la cantidad. La situación del resto de la población es muy diversa, pero el lema es claro: socializar lo menos posible, quedarse en casa o en el campo el mayor tiempo posible y, por supuesto, mantener la cuarentena cuando sea necesario.

En este contexto, es de destacar el caso de las escuelas. Según los datos, no han sido los centros ni las aulas los principales focos de contagio, lo que nos lleva a pensar que cuando se establecen normas y se hacen cumplir, el riesgo puede controlarse. En cuanto a la Administración, en todos los niveles, ¿de qué modo repetir lo que comunican hasta desgañitarse los expertos en epidemiología?: no duden en tomar las medidas que sean precisas aunque sean impopulares, contraten más personal sanitario y rastreadores, implanten y divulguen el Radar Covid y realicen más PCR. Será el mejor dinero invertido tanto para la salud como para la economía.

Carmen Magallón