La Madre Patria. Así es como se refieren aún a España miles de cubanos ¿Y qué hace la Madre Patria por Cuba? Lo que ha hecho en los últimos 60 o 70 años. Nada. Acercando el zoom del Atlas, me atrevería a decir que en todos los pueblos del Bajo Aragón Histórico hay algún vecino con vínculo directo y familiar con Cuba. En el Matarraña, sin salir de Beceite o Valderrobres, no es extraño escuchar a la gente mayor decir «el ****ón de Castro dejó sin salir a mis parientes Fulano y Mengana y ya no los volví a ver más». Lo triste de todo esto es la poca altura de miras de España siendo que nuestro país tiene una autoridad moral sobre Cuba tremenda. Ninguna nación tiene el peso sentimental e histórico y el respeto con el que Cuba nos honra.

¿Y qué hace España? Esquivar la realidad de su nación hermana. Omisión de socorro. La realidad es que tenemos a los partidos conservadores que utilizan a Cuba como arma arrojadiza. Pero luego cuando han gobernado no han hecho absolutamente nada para ejercer de garantes e intentar forzar un régimen de libertades. Se han plegado a los intereses y a la errónea política imperialista y de asedio de los Estados Unidos de América. Y cuando ha gobernado el PSOE la cosa no ha sido mejor, con sectores de algunos partidos que incluso se escudan en el filocomunismo de la Revolución Cubana de 1959. Traducido a hechos: no hacer nada, «dejarles hacer». Claro. Si vienen de una Revolución ¿Quiénes somos nosotros para pedir libertades?

Muchos dicen que la Unión Europea debe de mojarse ante ese régimen autoritario o incluso totalitario y dictatorial. Pero es otro engaño. La UE no se mojará si España no fuerza y exige una determinación a Europa. Austria o Bélgica no tienen absolutamente ningún vínculo con Cuba. Ni siquiera Portugal. O pueden tener el mismo que España tiene con Australia o con la República del Congo. Y los independentistas, como siempre, tampoco ayudan. El chungo aquel que a veces viene a veranear por el Matarraña, portavoz en Madrid de un partido indepe «i republicà», tras ser preguntado por Cuba echó balones fuera refiriéndose a las fechorías de Juan Carlos I. Con dos bemoles. Y otros, desde Madrid, continúan avivando el mito de que en Cuba «no falta la libertad». En resumen, ponerse de perfil. Al final unos y otros hacen lo que saben hacer muy bien.

Aunque no guarde relación, no quisiera desaprovechar estas líneas para recordar lo que sucedió en los primeros años 70 con el cardenal Tarancón, cuando escuchó a todos y solo pidió perdón cristiano y diálogo constructivo mientras algunos lo querían enviar «al paredón». Y a buen entendedor, pocas palabras bastan…

Javier de Luna. Nadie al volante