Entre los años 1993-95 hubo un programa de tertulia humorística presentado por José Luis Coll, que repasaba los temas de actualidad, que se llamaba como el titulo de este articulo.

Hoy, hay montones de programas con montones de tertulianos que salvo contadas excepciones aportan muy poco, ya que algunos de los tertulianos se dedican a vocear, tipo Inda o a dar lecciones de comportamiento tipo Cifuentes.

En estos días de fiestas, los que ya hemos pasado unas cuantas y no estamos para demasiados trotes, nos dedicamos algún rato a leer y a consultar las redes sociales vía móvil.

Así, me encuentro con el periodista David Jiménez García y su libro «El Director: Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo», y me encuentro con una entrevista de este Señor en el programa «The Wild Project», programa digital que la mayoría de los españoles ni saben que existe. No sale ni en telediarios, ni es habitual de las tertulias catecumenales. Este Señor fue director del periódico El Mundo, desde abril de 2015 a mayo de 2016. Lo cesaron.

Después de leer el libro y de oír la entrevista, si este Señor contando lo que cuenta no está en la cárcel, ni esta procesado y ningún fiscal, ni juez español ha actuado de oficio con los datos y todo es legal, algo muy grave está ocurriendo en España. Ni los periodistas son de fiar, ni los políticos son de fiar. Ni los poderes del estado son de fiar. Ni la mayoría de españoles somos de fiar. Ni, ni, ni. Demasiados españoles dejamos mucho que desear. Pero nada se nota en las votaciones que tanto se comentan, se estudian y se analizan. Cada uno con los suyos, las palabras respeto, responsabilidad, ética, honradez, justicia, templanza, humildad, libertad, honestidad, etc. etc. ni significan nada, ni se sabe su significado. Perdónenme las excepciones.

Si este país funciona como escribe este Señor, y los españoles ni estamos, ni se nos espera, porque nuestros valores personales hace años que ni cotizan, ¿Qué somos?

Desde luego este país necesita un buen repaso, pero no pasa nada, cada cual a la suya y amaras al prójimo contra una esquina. Agárrense al palo de sus banderas y al que discrepe valiente palo.
Sigamos, que son fiestas. Entre flores, fandanguillos y alegrías…

Pascual Ferrer. Érase una vez