Hoy 2 de Abril conmemoramos el día internacional del libro infantil. Ésta es la fecha del nacimiento de Hans Christian Andersen, autor de los libros como: «El soldadito de plomo», «El patito feo», «La sirenita», «Pulgarcito» o «El sastrecillo valiente». ¿Quién los recuerda?

Sin duda todos vinculamos esos libros con el afecto y el cariño de los seres queridos. Son una magnifica herencia cultural, así como una gran muestra de ejemplos de la pirámide de valores humanos. ¡Cuánto podemos aprender de los libros infantiles!

«Suéltate de todo esto que ya no va a suceder y prepárate para todo lo bueno que está por venir» (El Principito) nos anima a salir de esta situación y a habilitarnos para un futuro mejor.

«Pero estos son pequeños problemas, la gente dirá. Sí, pero son gotas que llevan huecos en la roca». Andersen nos llama la atención y nos enseña que los problemas por pequeños que sean hay que corregirlos pues con el tiempo pueden causar daños irreparables.

La lectura desarrolla la imaginación y contribuye al desarrollo social, emocional y cognitivo, siendo indispensable para la memoria, la abstracción y el lenguaje. Sin darnos cuenta cuando leemos establecemos juicios y razonamientos y fortalecemos la afectividad y la comunicación.

¿Si tan beneficiosa es la lectura por qué no inculcamos a los niños su hábito? Los niños precisan que les dediquemos tiempo, que conozcamos sus gustos, a la vez que creemos un espacio físico para dramatizar actividades con juegos y personalizar roles. Los materiales de lectura no sólo son libros sino también música, expresión corporal, ritmos, poesías, etc…Todos recordamos en nuestras primeras cartillas: «Mi mamá me mima», «Amo a mi mamá», que nos une sentimentalmente a nuestras madres.

Muchas veces el estilo de vida agobiante y ajetreado que llevamos los adultos dista mucho del que precisa el niño pero podemos adaptarnos si nos lo proponemos. ¡Qué pena! Ves niños muy pequeños (que aún están aprendiendo a enfocar sus ojos) con tablets, móviles… rato y rato. ¡No utilicemos la tecnología como una niñera! La digitalización puede influir a veces de forma negativa.

Los niños esperan el momento del día que comparten con sus papas la lectura de un cuento, mientras, sin darse cuenta hacen una crítica de cada situación y de la responsabilidad que conlleva.

Es el adulto el que debe inculcarles el hábito de la lectura con su ejemplo que le va a ayudar a mejorar la pronunciación, vocabulario, expresividad, a producir un placer y a transportarlo a otros mundos dejando volar su imaginación.

«La lectura desde la niñez es otra forma de llamar a la libertad» ¡Entre todos debemos fomentar la lectura infantil!, nuestro mejor regalo: un libro. De esta forma apoyaremos al sector de la cultura que lo está pasando muy mal y nos beneficiaremos nosotros mismos.

Carmen Agud – PAR Fuentespalda