A veces me cuesta encontrar el tema para escribir esta columna. Ocurren millones de cosas cada día en el mundo, en España, en Aragón, en Jatiel y hasta en mi casa. Cientos de ellas pasan desapercibidas en la rutina del día a día; otras salen en medios de comunicación y se cuelan en nuestras vidas; y hay un par excepcionales, que bien valdría la pena enmarcar, pero carecemos de tiempo.
Cuando por la noche me siento a cenar y pongo las noticias en la televisión, no descubro lo más interesante que ha pasado en mi comunidad, país o mundo, sino lo que está de moda durante unos días y luego pasará al olvido: Covid, guerra de Ucrania, elecciones en pleno julio, adiós a las mascarillas. Siempre hay hueco para muchos sucesos, deporte y alguna catástrofe meteorológica.
Estudié periodismo por ese afán de buscar la verdad y no tardé mucho tiempo en darme cuenta de que solo podía localizar aquella verdad que me permitían contar. Por eso opté por el periodismo local, casi rural, donde la información, aunque responda a intereses políticos y económicos, baila más a menudo al son de los habitantes. Por desgracia, muchos consideran que no es periodismo del bueno y me invitaron a dar el salto a la capital. ¿Periodista en Madrid? Ni loca (y ya conocéis mis antecedentes en psiquiatría). Seguí sacando a la luz pequeñas cosas: una merienda solidaria, la primera boda de un pueblo en más de veinte años, el cambio de sentido de circulación de una calle, la ampliación de las piscinas…
Ahora ya no ejerzo y me dedico a las letras de otra forma, pero, como lo llevo dentro, todos los días repaso la actualidad. Empiezo por los informativos y, después, leo la prensa nacional online. De esta forma me entero de lo que está de moda y puedo contribuir con alguna frase en el chascarrillo del trabajo o en la puerta del colegio. No puedo evitar sonreír cuando la gente cree estar bien informada. Tendríamos que leer muchísimo y contrastar todavía más. Pero, de nuevo, no tenemos tiempo. Así que escuchamos y opinamos, con mucha facilidad y sin ningún criterio.
Siempre termino hojeando la prensa local. Esa que me muestra las preocupaciones de la gente con la que convivo y me cuenta alguna iniciativa social que me deja buen sabor de boca. En los pueblos pequeños se hacen cosas muy grandes.
Cristinica Gómez. Cosas de locos
Shallane dice
Tienes mucha razón cuando dices que la gente cree estat bien informada, que hay que leer mucho y contrastar.Permiteme que no esté de acuerdo en que no tenemos tiempo para leer.Siempre se puede sacar un ratico, lo que pasa es que hay que quitarse de algo para dedicar ese tiempo a la lectura.Habra mucha gente que piense que es perder el tiempo, una inutilidad que no sirve para nada,a si les va.Vuelvo a darte la razón,opinan con mucha facilidad y sin ningún criterio.En mi opinión desde el principio de la democracia se debería haber puesto mas interés en que la gente se aficionara a la lectura, tiene muchos beneficios.A los pueblos que saben leer y entienden lo que leen no se les puede dominar. Vuelves a tener razón,en los pueblos se hacen cosas grandes ,a ver si va a ser por que hay gente con humanidad, gracias a su cultura y su interés por el bien común. Saludos.
Pascual F. dice
Grande fue lo que hiciste en Jatiel, Día del Libro.
Grande sería que los que mandan se enteraran de la cantidad de cosas que se pueden hacer si se cuenta con las personas que, como tú quieren hacer cosas. Que en vez de ser un filtro que obtura, fueran un muelle que impulsará. Que de vez en cuando hicieran una tormenta de ideas a ver que piensa, que le gusta y que está dispuesta a hacer la gente por su tierra.
Hay tanto por hacer…
Luis L. dice
¡Cuánto me gustan las columnas de esta periodista!