Hoy, un día más en el discurrir de Aragón; un País que no pinta nada en la política estatal, ni siquiera en la caspolina.

No obstante, debemos tener esperanza y luchar para minimizar desigualdades. No deseemos ser más que otros, pero tampoco menos.

Sirva este preámbulo para dar paso al pormisgüevismo, que triunfa en el ayuntamiento, en la Comarca Bajo Aragón-Caspe, en la DGA y en el Gobierno español.

Para cuando una sociedad sin políticos malversadores, ni incitadores a la violencia callejera, que no se inmiscuyan en la justicia a su antojo y conveniencia (para salir ellos bien parados), que no te mientan diciendo una cosa para silenciar el voto del pueblo y luego otra para comprar el voto del poderoso.
Lo más grave del tema es que la izquierda se sienta con la mezquina derecha insolidaria y venden los pactos como un gran logro para toda la sociedad. El voto del pueblo no cuesta nada, el de los malversadores miles de millones.

Todo demuestra que no podemos esperar que este sistema beneficie al más débil. Ni al bipartidismo a nivel estatal –PSOE y PP-, ni a las burguesías catalana y vasca les ha interesado cambiar este sistema electoral tan injusto; bien saben que les beneficia y del que se han estado aprovechando durante más de 40 años, y siguen haciéndolo, sin ningún rubor ni pizca de solidaridad. Todos ellos, jamás promoverán una reforma constitucional que sirva para dar equidad a los pueblos y a los ciudadanos.

Y mientras tanto, Aragón sigue, como Palestina, sin ser reconocida su nacionalidad, históricas ambas donde las haya. Pueblos olvidados – oprimidos; uno por las leyes, el dinero y desinterés; otro por las armas y la inacción internacional.

Aquí, en Caspe, también hemos sufrido la intolerancia y la inquina sectaria. Desde hace bastantes semanas se ha perpetrado el secuestro de la bandera de Aragón, que ondeaba tranquila y orgullosa en la plaza que lleva su nombre. Puede ser que la señora alcaldesa no haya tenido ocasión de pasar por el lugar y percatarse del detalle o que sea ella quien haya promovido tal atropello a la identidad aragonesa. Sea como sea, el equipo de gobierno municipal actual prioriza su simbología a la que corresponde. Más de lo mismo; el poderoso, sin razón, pisa el cuello al humilde.

Visto lo visto, señoras y señores, puedo invitar e invito a que esto lo cambiemos entre todos.

Luis Gómez. CHA / Caspe