Que a estas alturas, después de conseguir un hito histórico, se esté hablando más de las impresentables formas del presidente de la RFEF que del equipo femenino de fútbol no es de recibo. No deberíamos emplear ni un gramo de energía más en este señor que podría habernos ahorrado toda esta estéril polémica por no saber estar en su sitio. En el fondo subyace un cierto olor a rancio en las formas, que emana de ese halo entre chulesco y prepotente de algunos dirigentes nacionales e internacionales del mundo del balompié. Tarjeta roja para todos ellos.

Lo realmente importante es el impagable ejemplo que la selección femenina nos ha dado. Para todas aquellas madres y padres que tenemos hijas, estarán de acuerdo en que un chute de autoestima femenino nunca viene mal. Para que vean que chicas como ellas, son capaces de alcanzar metas y objetivos en base a una suma de esfuerzo personal y colectivo. Que lo realmente importante no son los looks, ni el número de followers en Tiktok o en Instagram. Sino disfrutar de lo que se hace, sea un deporte, una afición o un trabajo, dando lo mejor de sí mismas. Se gane o se pierda, el trabajo honesto siempre tiene recompensa.

Hace tiempo que creo que el futuro es mujer. Por su capacidad de empatía con el otro, con sus problemas y dificultades. Por su capacidad de diálogo con el diferente. Por su liderazgo, a veces en la sombra, no por falta de preparación, sino de decisión a la hora de abanderar en primera línea proyectos varios. Afortunadamente, todo esto está cambiando y cada vez son más las mujeres que, sin renunciar a sus proyectos de vida, van un paso más allá derribando puertas y prejuicios.

Así que a todas ellas, las anónimas y las mundialistas, mi más sincera enhorabuena.

Ignacio Belanche. CHA Valderrobres