El fin de semana más esperado para muchos bajo aragoneses ya está aquí. El olor a rueda quemada y el rugir de los motores se han apropiado de las calles. Mareas ingentes de personas con ganas de pasarlo bien y disfrutar de uno de los mejores espectáculos deportivos de la temporada cambian el paisaje de una ciudad que nunca descansa.

Mi mitad alcañizana ha hecho que desde pequeña sintiera una relación especial por el motor. Mi madre todavía añora las Carreras (con mayúsculas) por el Circuito Guadalope, cuyo recuerdo sigue presente en el decorado alcañizano. Y aunque ella me dice que el ambiente de aquellos días es incomparable, no puedo evitar pensar, es lo que tiene la brecha generacional, que nada puede ser mejor que lo que vive Alcañiz este fin de semana.

El haber llegado a situar Motorland como uno de los mejores circuitos del mundo se debe al trabajo incansable de muchas personas. Las mismas que siguen luchando para aprovechar el escaparate inigualable que nos brinda el circuito y mostrar al mundo las virtudes de nuestra tierra, nuestra gastronomía, nuestro patrimonio e incluso nuestro carácter solidario, con actividades como la merienda «Degusta Teruel» destinada a recaudar fondos para ATADI.

Pero la emoción e ilusión que nos invade estos días no puede, ni debe, cegarnos. Es nuestra obligación como ciudadanos comprometidos exigir la realización de análisis rigurosos e independientes sobre el verdadero impacto económico y social que la celebración de este evento tiene en la región. Hay que recordar que 9,2 millones de euros del FITE 2018 han estado vinculados a Motorland. Se trata de una cantidad de dinero importante, y debemos conocer cómo esa inversión repercute en la economía con datos objetivos. Querer que las carreras se sigan celebrando y exigir una buena gestión de nuestro dinero, no son incompatibles, a pesar de que muchos, de manera intencionada, así lo quieran hacer creer.

De igual modo, hay que seguir esforzándose para atraer investigadores, científicos e ingenieros a las instalaciones de Technopark. Un objetivo que sólo se alcanzará si se fomenta que nuestros jóvenes puedan formarse en actividades relacionadas con el motor en nuestros institutos y centros educativos.

Hay que ser realistas, el paraíso de la Moto GP no va a durar siempre. Seamos previsores y evitemos que nos ocurra como con el cierre de la central térmica. Desarrollemos un plan de acción para explotar las oportunidades que nos brinda un evento de estas características y convertir nuestra tierra en una potencia mundial en I+D+I en el sector del motor. Porque, no nos engañemos, es ahí donde está la verdadera creación de empleo de calidad.