La plantilla de 72 operarios de la textil vilafranquina Marie Claire prorrogan el ERTE hasta el el 31 de junio mientras -ellos y los vecinos de las comarcas implicadas- confían en que el contrato de compra se materialice. Así acordaron el comité de empresa y el administrador concursal este miércoles en la asamblea, según informan los propios trabajadores. Con esta última prórroga, se trata de la tercera, la primera tuvo lugar en octubre y la segunda en diciembre, que finalizaba este mes.
El grupo nacional C2 Private Capital, recientemente comunicó la intención de adquirir la histórica planta por 250.000 euros. Con la oferta también se haría responsable de una parte de la deuda – la que asciende a 38 millones-, aunque no supondría devolver la financiación al Instituto Valenciano de Finanzas.
Sin embargo, se trata de un oferta y responsabilidad con la deuda que desde la Conselleria ven «escasa». Eso sí, en su oferta ya garantizó la reincorporación de la actual plantilla que está en el expediente de regulación de empleo. Con ello, ahora el grupo inversor madrileño depende del juzgado de lo Mercantil de Castellón. Hasta el 8 de abril tiene plazo para autorizar o denegar esta operación y con ello formalizar la compra.
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Años de inestabilidad en 4 comarcas
Se alarga con esta nueva ampliación del ERTE una «tediosa» situación y una estabilidad arrastrada desde hace años. El pasado junio, y ya con una importante deuda, se paró la planta, despidiendo a 199 personas -recibieron una indemnización de 23 días por año trabajado con un límite máximo de 13 mensualidades-, y manteniendo a 72 en ERTE. Tras el verano, en septiembre inició el concurso de acreedores. En la actualidad, las instalaciones permanecen con una mínima actividad, únicamente con labores de logística y vigilancia.
Esta se trata de una fábrica fundamental en una zona muy escasamente industrializada y afectada gravemente por la sangría demográfica. Así pues, representantes de las comarcas de Els Ports, Maestrazgo, Maestrat y Gúdar- Javalambre se unieron ante la ‘Taula de Vilafranca’ para ejercer presión ante las administraciones y reclamar alternativas de reindustrialización.