El Maestrazgo se cruzó en el camino de Gerda Van Hoye y Bart Felix hace más de veinte años, primero como vacaciones y después como lugar de residencia. Dejaron su Bélgica natal por una vida en este territorio al que les enviaron las búsquedas en internet con las palabras «naturaleza, senderismo, bicicleta, tranquilidad y seguridad ciudadana». A comienzos de los 2.000 se montaron en su furgoneta y se instalaron en Molinos después de haber recorrido toda la zona. «Dejamos una vida en Bruselas a todo confort pero en la que vivíamos para trabajar, aquí todo es diferente», dicen en un perfecto español. «Y no paramos de hacer cosas», apunta Bart.
Una de las razones por las que eligieron Molinos fue su actividad cultural y el ambiente artístico, ya que en el pueblo y alrededores vive un buen número de artistas y artesanos de variadas disciplinas, una lista que la pareja pasó a engrosar con su llegada. Gerda era contable en una empresa y Bart, técnico de luz y sonido en el teatro pero además eran artistas. «Cuando Gerda me propuso venir no me lo pensé, estaba harto de vivir en una caja negra», ríe él. Llevan 35 años juntos y juntos estudiaron Bellas Artes en Bélgica. Cuatro años de grabados, escultura, Historia del arte y pintura, lo que más trabajan y cada uno con su sello. De hecho, comparten estudio y paredes en casa pero no es difícil asignarle autoría a las obras.
Si los colores y contrastes salpican los lienzos de Gerda, los de Bart tienden a un estilo «descarnado, inquietante y brutal». Estos adjetivos se emplean en algunas de sus cartas de presentación en catálogos de diferentes exposiciones que realizaron en Bélgica y tras su llegada a España. No solo se instalaron en Molinos sino que se implicaron de forma muy activa en esa vida cultural que tanto les atrapó. «Comenzamos a conocer a gente, a intercambiar ideas, surgieron proyectos con más artistas de la zona, empezamos a exponer, a colaborar y seguimos en ello», explican.
Felix y Van Hoye toman el testigo en esta sección de EncontrARTE de la ceramista Carmen Igual, de Villarroya de los Pinares. Conocen bien el territorio, especialmente el Maestrazgo, y llevan su obra allá dónde haya un hueco. En Molinos tienen dos épocas señaladas. Semana Santa y verano marcan su agenda artística y por una razón: el aumento de población de un pueblo que en invierno «rondará los 150 y 170 habitantes».
En Semana Santa organizan una muestra en la que participan los cuatro organizadores con algún invitado de la zona, como la ilustradora y pintora de Mirambel Eli Marín, el pintor y escultor de Ariño Joaquín Macipe o el artista multidisciplinar de Abenfigo ‘Perro Martín’, entre otros muchos nombres. En agosto este grupo se abre a mucha más gente. Además de turismo a ver la Grutas de Cristal, en verano vuelven vecinos, hijos del pueblo o gente con vinculación a Molinos que son artistas. «Hemos llegado a exponer una veintena», señalan. Son épocas en las que público no falta y además, se venden obras. «Los artistas también hemos adaptado precios y tamaños porque las casas son pequeñitas», comentan. La suya propia y la vivienda de turismo rural que gestionan son una especie de galería de cara a visitas y huéspedes. En su casa, sus obras se entremezclan con las de otros colegas que son ejemplo perfecto de la buena salud artística de la que goza Molinos.
En 2020 estas exposiciones se convirtieron en digitales en su portal digital. «No fue lo mismo pero teníamos obra hecha y la mostramos así», dice Gerda. Ese mismo espacio es el escaparate virtual de este grupo de artistas donde el visitante puede ver otras exposiciones en las que han participado. Entre los artistas invitados aparece Chet Felix. Es el hijo que tuvieron ya instalados en Molinos y que en cuanto termine Bachillerato de Artes seguirá sus estudios universitarios por ese mismo camino. Si ya de por sí Bart y Gerda sonríen, cuando hablan de Chet todavía más. «Nos da mil vueltas, ha sacado lo mejor de ambos», dicen orgullosos.
Proyecto europeo «repoblArte»
Desde Molinos están moviendo una iniciativa llamada «repoblArte» con el objetivo de conseguir la adhesión de artistas de la España de la Serranía Celtibérica para acudir a Europa. Tras abrirlo y agotar la convocatoria a la provincia de Teruel el pasado mes de enero, la tercera y última se abre hasta el 4 de marzo dirigida a artistas que residan en las zonas despobladas de la provincia de Zaragoza, entre otras del resto del país. Entre otros objetivos, reivindican apoyo europeo para salir a exponer a ciudades. «Queremos que sepan que en el medio rural también hay artistas», concluyen.