La crisis económica es una de las principales consecuencias del covid-19, que daña con especial violencia el comercio local y el sector servicios de los pueblos. Alcañiz, como capital supracomarcal y núcleo de servicios, debe ejercer ese papel desde el área empresarial, redoblando esfuerzos en la apertura de establecimientos para la vuelta a la normalidad, pero también desde el propio ayuntamiento, que ya ha tomado varias medidas que están funcionando en esta dirección. Una de ellas fue la ampliación de las terrazas de la avenida Aragón, una decisión que generó algunas dudas iniciales pero que ha sido un éxito para hosteleros, tiendas y ciudadanos. La segunda medida importante, los bonos comerciales, se puso también ayer en marcha. Con una inversión municipal de 15.000 euros, se espera un consumo de 75.000 solo en compras en la localidad. Ayer ya se vendieron los primeros a través de la web municipal, lo que demuestra el interés y la sensibilización de la población para apoyar a su comercio. La iniciativa, de la mano de la Cámara de Comercio, es un verdadero proyecto de consumo finalista que genera movimiento, hábitos de compra e intercambio entre empresas y la sociedad bajoaragonesa.

Pendientes todavía de la inversión presupuestaria global para apoyar a diferentes colectivos, en esta línea de trabajo también el plan concilia ha supuesto un verdadero alivio para las familias alcañizanas a través de colonias y campus deportivos. Se trata de pequeños gestos que ponen de manifiesto la importancia de los ayuntamientos como administración más cercana al ciudadano. En esta misma línea también trabajan otros consistorios del territorio evitando cancelar sus agendas estivales, manteniendo sus habituales programas culturales, escuelas municipales, piscinas y colonias infantiles.

No hay que olvidar que el covid-19 sigue generando brotes y Aragón ayer estuvo a la cabeza nacional de nuevos contagios. La situación del Bajo Aragón-Caspe está controlada pero sigue registrando positivos, seis nuevos ayer; y esta semana en Alacón se han confirmado 11 casos. La cifra de asintomáticos preocupa, porque se trata de personas que podrían bajar la guardia al no detectar los síntomas del virus. La relajación a la hora de aplicar el uso de mascarilla y la distancia de seguridad es verdaderamente preocupante, incluso en las zonas donde se han notificado brotes. Es meramente una cuestión de suerte que no haya más contagios. Por eso el presidente autonómico se planteó ayer hacer obligatorio el uso de mascarilla, sea a la distancia que sea, en toda la comunidad. Cualquier medida en este sentido es poca para evitar un nuevo confinamiento, y conviene tomarla cuanto antes vista la deriva de la situación.

Editorial