No saber hacia dónde nos dirigimos como sociedad en esta pandemia está impidiendo que ciudadanos, empresas e instituciones tomen unas necesarias decisiones que palien la falta de rumbo al que nos hemos enfrentado durante las últimas diez semanas. El control de la pandemia, con conocimiento de las medidas sanitarias necesarias por parte de la población, y las primeras medidas de contención serias llevadas ya a cabo de cara a los próximos meses son la base del nuevo camino a recorrer. Es momento de aportar certidumbre respecto a lo que sucederá entre junio y septiembre, dado que las dudas están bloqueando la toma de decisiones individuales, sociales y económicas de una forma grave, especialmente en un medio rural en el que los avances podrían ser mayores. Urge que nuestras instituciones comiencen a reunirse para trabajar de forma coordinada un calendario de actuación conjunto que combine la lucha contra el covid con nuestras dinámicas sociales habituales. Son urgentes las medidas de apoyo al comercio local, el turismo o la conciliación familiar, pero también la programación cultural que dinamice los pueblos sin fiestas, la apertura de piscinas, el control de la afluencia a las zonas de baño de los ríos, y un largo etcétera de cuestiones que deben resolverse desde el ámbito más local.

La desescalada está siendo un lento despertar en el que la sociedad local poco a poco va asumiendo las libertades restringidas, con una enorme cautela debido sobre todo a la falta de información y las contradicciones que han ahondado en la desconfianza ciudadana. Por eso, urge que nuestras instituciones más cercanas aporten esos valores de seguridad de la mano de las principales entidades de nuestro tejido asociativo local, comarcal y provincial.

No se puede obviar, por ejemplo, que dentro de cuatro semanas cerrará lza Central de Andorra, uno de los mayores ejes económicos de nuestro territorio desde hace tres décadas y cuyo final afecta de una forma estructural a nuestro modelo de desarrollo. La crisis del covid ha acelerado un necesario proceso de reconversión. Se debe trabajar a marchas forzadas tras un serio parón generado por la emergencia sanitaria. No podemos olvidarnos de la urgencia para redirigir nuestra economía, adherirse a las iniciativas posibles y ahondar en el crecimiento que pueden aportar en este momento de enorme incertidumbre para el auge agroindustrial, energético, del sector servicios o incluso, como propuso el alcalde andorrano, de producción médica.

Editorial