Si Ana Martínez recuerda su infancia lo primero que viene a su cabeza, además de los momentos junto a su familia, es la máquina de coser de su madre. La caspolina creció en una casa en la que la afición por las manualidades siempre estuvo presente incluso por parte de sus abuelos. A día de hoy está convencida de que aquellos momentos fueron los que marcaron su vena creativa, la cual en su día hizo que pese a haber estudiado arquitectura de interiores, se acabase decantando por el mundo de la creación sobre telas.
Han pasado ya seis años desde que Ana realizó su primer encargo, una corona de cumpleaños para su sobrino. Lo hizo mientras trabajaba en una tienda de decoración en la que, lejos de querer hacer planos y presupuestos, se interesó todavía más por aquellas telas que siempre habían estado presentes en su vida de una forma u otra. «Empecé a probar con una máquina de coser que tenía en casa de forma completamente autodidacta, y entonces me di cuenta que aquello era lo que realmente me apasionaba», confiesa.
En ese entonces vivía en Zaragoza, donde sus días acababan siendo demasiado rutinarios para ella. Pronto se dio cuenta de que su etapa allí había concluido, y decidió regresar a Caspe, donde comenzó un nuevo trabajo que hoy compagina con lo que para ella es su gran proyecto creativo.
Sus primeros encargos fueron dedicados para el sector de los bebés, algo que continúa realizando pero que también se ha unido a otras creaciones como cuelgamoviles, mochilas, cuelgallaves o coleteros. «El boom fue cuando empecé a realizar mascarillas, entonces entré en muchas casas que luego descubrieron mi forma de trabajar y siguieron pidiéndome otras cosas», explica.
En el proceso creativo la costurera defiende que lo que más le gusta es poder diferenciarse a través de un toque llamativo, ya sea a través de un estampado o un detalle personal que ella misma sugiere a su público. Uno de sus productos estrella es la «pizarra viajera», una creación propia en la que Ana une un tejido de pizarra con otro estampando creando un estuche enrollable en el que también se puede guardar tizas y un borrador. «Es una opción que tiene mucho éxito especialmente en padres que buscan algo diferente para entretener a sus hijos mientras están fuera de casa», añade. Creaciones como esta han conseguido que Ana haya hecho envíos de sus trabajos a lugares cercanos al territorio, e incluso otros más lejanos como Alemania o Rumanía.
Conocer el sector motivó a que las telas escogidas desde sus primeras obras siempre hayan sido 100% algodón y bajo el certificado ECOTEC, el cual garantiza que durante el proceso de fabricación no ha existido ninguna sustancia nociva que pueda afectar a la piel. Además, para Ana siempre ha sido muy importante comprar dichas telas en el pequeño comercio y de cercanía. «Lo más lejos que compro materiales es en Zaragoza y cuando no me queda otra».
Su arraigo al territorio se demuestra en sus esfuerzos para sacar adelante un emprendimiento mientras elige seguir viviendo en el lugar donde se crio. El mes que viene abrirá su propia página web e Instagram en donde mostrará sus creaciones de una forma más profesional y accesible, y también inaugurará un taller personal en el que recibirá a su público a través de cita previa. «Me gusta poder atender a quienes confían en mí cara a cara y sin ningún compromiso. Para mí es más fácil porque así consigo saber qué están buscando y como puedo ayudar», afirma.
Aunque hasta día de hoy también los recibía en las diferentes ferias del territorio a las que ha asistido para dar a conocer sus creaciones. «A raíz del mercado que realizamos en la Casa Bosque de Caspe ya me han salido otros muchas ferias a las que asisto con normalidad».
Por ello, al preguntarle qué es lo que más le gusta de este oficio Ana no tiene dudas. A diferencia del ritmo de vida marcado que tenía en Zaragoza, la creación a través de la costura ahora le permite vivir una vida en la que cada día es una sorpresa, y donde siempre puede dar rienda suelta a toda su creatividad.
Animo, personas emprendedoras como tu son el ejemplo inspirador que necesitamos en el territorio. 💪