55 personas trabajan en el Balneario de Ariño y la mayoría son naturales de la zona
La frase «renovarse o morir» es, quizás, una de las más interiorizadas por los empresarios. Más todavía en una época tan cambiante y donde todo, o casi todo, lo dominan las nuevas tecnologías. Pero también es una premisa que adoptaron en Ariño hace casi 20 años. Entonces decidieron apostar por el termalismo y el turismo como alternativa al carbón y la minería, un sector que se hundía y que tenía fecha de caducidad.
Analizando lo conseguido, se puede decir que se apostó al caballo ganador. El Balneario de Ariño es ya un referente termal a nivel nacional por sus profesionales especializados y bate récords de visitas año tras año (en 2018 se superaron las 25.000 pernoctaciones). El complejo favorece la llegada de visitantes hasta la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, se aprovecha de un producto autóctono y lo más importante, ayuda a fijar población. Y es que una de sus señas de identidad es la apuesta local realizada por la gerencia. El balneario emplea actualmente a un total de 55 trabajadores y la mayoría son de la zona: el 84% son personas de la Comarca, un 5% proceden de provincias de Teruel y Zaragoza y el 11% restante se ha establecido en el territorio desde comunidades vecinas.
Pese a los grandes resultados obtenidos, y como todo en la vida, llegar hasta ahí no ha sido nada fácil. El proyecto echó a andar en el año 2003 y no fue hasta 2014 cuando el Balneario de Ariño comenzó a funcionar, aunque «en pruebas». «Al principio todo era una incógnita. Llegué al Ayuntamiento en 2007 y tenía muy poca información, pero creímos en el proyecto y lo hemos sacado adelante. Eso sí, nos ha costado sangre, sudor y lágrimas», comenta Joaquín Noé, alcalde de Ariño.
Una de las claves del proyecto del balneario reside en la planificación. No se trata de una iniciativa que surgió de la noche a la mañana, sino que ha sido un proyecto cocinado a fuego lento. El primer contacto de Ariño con las aguas medicinales llegó en el 2000, gracias a unas jornadas de termalismo celebradas en el pueblo.
«Al principio todo era una incógnita, pero creímos en el proyecto y lo conseguimos sacar adelante»
La localidad, conocida por su pasado y presente minero, tenía que reconvertirse y conocer qué era eso de las aguas termales, aunque el primer objetivo era situarse en el mapa turístico de Teruel y Aragón. «En materia turística no se había hecho nada. Éramos un pueblo minero y poco más», indica Noé. Comenzó entonces una época de trabajo en pro del turismo que se fue materializando gracias a proyectos como Valcaria, la subsede de Territorio Dinópolis, la restauración del Centro de Interpretación de Arte Rupestre y la adecuación de varias zonas del Parque Cultural del Río Martín. «La promoción turística era fundamental para que el balneario funcionase. Buscamos ideas para sumar y tener éxito».
Producto endógeno y empleo local
Aprovechar los recursos y la gente de la zona son dos de las claves de que Ariño tenga hoy futuro. Por un lado, apostaron por poner en valor un recurso como las aguas termales y por otro, rescataron el talento y la cualificación de la gente del territorio.
Como en su día lo fueron las minas, clausuradas en este inicio de 2019, el balneario ha conseguido emplear a un gran número de personas del pueblo y de la zona. La mayoría proceden de localidades cercanas y del propio Ariño, lo que consigue que los vecinos «puedan elegir donde quieren vivir». «La suerte que tenemos es que el Balneario cuenta con muchos departamentos y trabajos diferentes. Tenemos desde camareros y cocineros, pasando por médicos y fisioterapuetas, y hasta técnicos de mantenimiento. Tenemos gente muy preparada y lo tenemos que aprovechar», explica Noé.
Ariño también ha sabido aprovechar sus recursos como ya hiciera en el pasado con el lignito, como hace ahora con las aguas termales y como hará en el futuro con la leonardita y su uso como fertilizante. En este caso, el termalismo ha conseguido crear riqueza en el pueblo y en todo su entorno. «Hay que ser realistas y tener claro que el turismo no lo soluciona todo, por eso seguimos buscando alternativas. Queda mucho trabajo por delante», dice el alcalde.
Proyecto de ampliación
Los buenos datos conseguidos en los cuatro años que el balneario lleva abierto hacen pensar en futuro todavía mejor para el complejo termal. Por eso, la instalación ya tiene proyectada una nueva ampliación que plantea sumar otras 28 habitaciones más al hotel, aumentar la zona termal y adecuar el entorno de las instalaciones. El Balneario de Ariño pasaría a contar con 164 plazas, un complejo termal de primer orden y lo más importante, se generarán 25 nuevos puestos de trabajo.
El Ayuntamiento de Ariño ha conseguido una subvención de 3,7 millones de euros del Plan Miner de 2018. El proyecto ya está presentado ante la Dirección General de Minas, que será quien deberá dar el visto bueno. «Solo esperamos que se firme el convenio lo antes posible y que podamos comenzar lo antes posible con las obras. Será un nuevo impulso para el pueblo y para toda la zona», asegura Noé.
A ver cuando hacemos algo en nonaspe por que el pueblo se muere
No te creas todo lo que pone en este articulo